InDirectas

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—Vamos, admítelo Judith, no puedes más —Su mano dibujó la melodía de sus palabras en su camino hacia mis caderas dónde con un tirón me pegó aún más a su cuerpo.

Es verdad, tenía razón, no podía más, pero no podía dejar que ganara esta especie de apuesta que teníamos. Así que tomé aire mientras ella jugaba a ponerme más nerviosa si cabía dándome besos en el cuello y con un gesto brusco coloqué mis manos en su cara y la dispuse a escasos milímetros de mi boca.

—¿Crees que te voy a besar tan fácil? —Acabé la frase con un beso rápido en la mejilla, me giré, abrí la puerta y sin mirar atrás, me fui con paso firme. Disfruté de dejarla allí con cara de "no puede ser" y yo tuve que respirar hondo para que me bajaran las pulsaciones. ¿Lo mejor de todo? Que el timbre se dispuso a recordarme que ahora mismo tocaba tutoría. Aunque me preguntaba si estaría en condiciones de presentarse... (...)

(...)

...TUTORÍA...

Me moría de ganas de contarle lo que había pasado en el baño a Pau y que ella me contara qué tal fue con Thi, pero en clase nos sentábamos separadas, debería esperar a estar entre clases. De momento me conformé con verle la cara al entrar, la vi normal, demasiado normal. Pau ya se podía preparar porque los interrogatorios los aprendí de ella y le esperaba uno intenso.

No fue mucho después que entró Caro, tan solo verla hizo que me pusiera nerviosa y que flashbacks del baño atormentaran mi cabeza. Me dirigió un par de miradas, las traduje como si estuviera picada porque no había ganado antes. Me parece que la "míster", como diría Pau, estaba un poquito resentida. Cómo me divertía eso.

Iba pasando la hora y yo no podía pensar en nada más. Tenía la mirada perdida repitiendo incansablemente las imágenes del baño en mis pupilas. "Madre mía si estuviéramos solas Caro" pensé entre mí. Es que está mal, pero se siente tan bien que me da igual la ética, la moral y su tía la de cuenca. Caro me atraía tanto, parecía que lo que pasó en Italia no fue suficiente para mi cuerpo, fue peor. Ahora me siento como una drogadicta que ha probado su primera droga y necesita más, su cuerpo se la pide. 

"Madre mía, si pudieras leer mi mente Caro", pensaba disociando totalmente que estaba en clase.

—Judith —Me llamaba Laura, pero no la oía.

—¡Judith! —Dijo tocándome el hombro.

—¿Qué, qué? —Contesté alarmada.

—Tía llevo media hora llamándote. ¿Dónde estás? —Dijo dándose cuenta de mi embobamiento.

—Nada, no me hagas caso, cosas mías.

—Vale, pero sabes que si necesitas a alguien... 

—No, no te preocupes, no es nada malo ni grave. 

"Bueno, grave sí que es, grave me tiene Caro a mí, que me va a dar algo", pensé entre mí.


—¡Chiques, os voy a ir llamando de une en une para comentar las notas del último trimestre! —Anunció Caro.

Así lo hizo y yo me moría de ganas, pero a la vez estaba cagada de que me tocara porque había huido del baño, dejándola como la había dejado, si se pensaba vengar, porque se vengaría, solo esperaba que no fuera muy mala.

—Judith —Me llamó Caro.

Aterrada fui y me senté en la silla dispuesta a su lado. Disimuladamente Caro coló su mano por debajo de mi silla y de un suave tirón me acercó ligeramente a ella.

—Tus notas están como siempre, muy buenas —Dijo mirándome de manera peculiar. "¿Debía interpretarlo como una provocación?"

—Es una pena que la profesora de física y química haya dejado un comentario quejándose de que dejas las tareas a medias —Dijo claramente tirándome indirectas tan directas que podía notar como se me clavaban.

—Además, en mi asignatura particular, educación física, te diré que la presión la aguantas muy bien, pero no debes forzar tu cuerpo, algún día cederás a los ejercicios que yo propongo —Dijo acabando su discurso de indirectas. 

"Madre mía, en un momento me ha dicho: que estoy buena, que la dejo a medias y que mi cuerpo va a estar tan presionado por ella que va a ceder. Una provocación en toda regla, bueno o una amenaza según se mire". No pude articular palabra del esfuerzo que estaba dedicando a disimular mi cara para que no se notara lo caliente que me había puesto Caro en tan solo un par de minutos.

—Ten Judith, el sobre con las notas, ábrelo y comprueba que todo está tal cual te he dicho, gracias.

Así lo hice y al abrir el sobre pensé: "¡La madre que la parió!". Detrás del papel de las notas había escondido un papelito de libreta que ponía: "Vas a tener que utilizar tu ingenio para decirle a tu madre que esta noche no cenas ni duermes en casa. No acepto un no por respuesta. A las 20h te paso a recoger donde siempre".

Sentí un hormigueo que recorrió todo mi cuerpo desde la cabeza hasta la punta de mis pies. Un nerviosismo e ilusión de quinceañera y una sonrisa de tonta que solo me importaba que no viera Caro. Demasiado tarde, me estaba mirando, supongo que no se querría perder mi reacción. A mi me daba la sensación de que esa noche sería inolvidable.

 A mi me daba la sensación de que esa noche sería inolvidable

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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