Cenamos de lujo. La verdad es que hacía muchísimo tiempo que no comía comida china. Disfruté ese día como ninguno, la verdad que siempre he sido de tener relaciones con gente mayor a mí, pero es que Caro es otro nivel. Tan pronto acabamos de cenar, Caro me ayudó a coger mis cosas y volví a dormir con mis compañeras, antes de llegar a la habitación ya estaba temiendo por el interrogatorio que me esperaba al otro lado de la puerta por parte de Pau...(...)
(...)
...EN EL BUS DE VUELTA A ESPAÑA...
—¡Paula, ya! —Dije harta de su insistencia por saber lo que pasó.
—Vale, vale, soy tu amiga, solo quiero que me cuentes un poco, va un poquito —Dijo insistiendo y usando la carta más antigua de nuestra amistad: los pucheros.
—No, y menos ahora, aquí, en el bus —Miré hacia los lados temiendo que algune de mis compañeres pudiera oírnos. —Claro que te lo contaré tonta, pero sé paciente. —Le dije al oído.
—Ay, no me susurres al oído, que me pongo tonta, a ver si se va a poner celosa la míster. —Dijo con tono estúpidamente provocador.
—Tonta —Dije pegándole en el brazo.
Paula y yo nos habíamos sentado estratégicamente, de tal manera yo podía ver a Caro. Estábamos en la parte delantera derecha del bus y Carolina en la parte delantera izquierda.
«Está tan guapa cuando no sabe que la miran» Pensé embobada.
De golpe y sin previo aviso cruzamos miradas, sonrió y yo me derretí. Aunque, con la cara de mofa que me estaba mirando Pau y por mi integridad física decidí que era mejor dormir un ratito y así se me quitara la cara de tontaina. Al final, el ratito se convirtió en todo el trayecto.
...YA EN CASA...
—Ay mamá, que ganas tenía de llegar a casita —Suspiré llamando a la cama mentalmente.
—Normal hija, lo raro sería que no estuvieras cansada. Anda, dame un abrazo y vete a dormir cariño, que estás que te caes, hija mía —Me dijo con los brazos abiertos.
La abracé con mucho cariño, me aseé y disfruté de la sensación de acurrucarme entre mis sábanas. Aunque, no pude evitar visualizar la carita de Caro antes de dormirme y sin darme cuenta se me dibujó una sonrisa mientras caía en manos de Orfeo.
...VUELTA A LA NORMALIDAD...
«Lo quemo, mañana quemo el despertador» pensé al ver que de nuevo debía levantarme para ir al instituto y no a recorrer los pueblecitos de Florencia. Obviamente, se hacía mucho más llevadero sabiendo que era lunes y que podría ver a Caro dos horas enteritas. A de más, tampoco quedaba tanto para acabar el curso. Al darme cuenta de ese hecho empezaron a avasallarme un montón de preguntas «Qué haré el año que viene?, ¿Qué pasará con Caro?, ¿Al final que bachillerato haré? ¿O mejor un ciclo?...».
—¡Basta! —Me dije a mí misma apoyada en la pica del baño mientras me observaba en el espejo.
—Vas a ir al instituto, vas a calmarte y todo irá bien. —Acabé de aconsejarme.
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La distracción perfecta
RomanceTrata de una adolescente de 17 años, en tan solo un año tendrá que elegir su bachillerato o ciclo, está muy implicada en la decisión y estudios, pero sin ella esperarlo aparece la distracción perfecta con nombre y apellidos, la chica que le dará vue...