Capitulo 6

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Aedus

Camino entre calles, y subo la capota de mi sudadera, no estoy vestido de acuerdo a cómo soy, no puedo mostrarme tanto en público por más que haya llegado aquí por la empresa

Pero estar aquí y no intentar buscar lo que necesito también es imposible y sigo lo que me envió Jerónimo, salgo del hotel y me pongo en ruta con mis hombres, no quiero problemas solo quiero ver con mis propios ojos lo que me dijo Jerónimo

Me subo a la avioneta y duro 46 minutos en el aire y otra media hora más descendiendo, ya un auto me espera, el sonido del mar me distrae mientras conducen por media hora más y me dejan en la puerta de una iglesia

Me camufló sin que me noten, hay militares, pero eso no interesa a la hora de pasar desapercibido, subo al segundo piso del recinto y tengo vista completa del lugar

Las campanas empiezan a sonar, el hombre que está en el altar tiene una mirada perdida, es moreno de cabello negro, desde mi posición no determinó el color de sus ojos

La punzada en mi pecho se instala con la caminata que hacen las siguientes tres personitas, y como si sintieran mi presencia miran a su alrededor, tienen unas máscaras puestas que no me dejan ver sus rostros, pero si sus cabellos

Negro, naranja y castaño, son míos y no tengo la necesidad de verles la cara para saberlo, respiro con dificultad y quiero dejar mi papel de infiltrado para bajar las escaleras y llevarmelos

Terminaría muerto antes de lograr el objetivo, pero por lo menos debo hacer saber que estoy aquí y vengo por ellos, por los 4

Porque la punzada aumenta cuando veo a la pelinegra, tiene un vestido entallado que realza los pechos, parece que no me hubiera parido tres hijos con esa figura que está igual o mejor que el día que la conocí

* * *

La ceremonia termina y bajo rápido camuflandome entre la gente que sale y cumplo mi objetivo cuando la mezcla de sus ojos se encuentran con mi avellana y salgo rápido de la iglesia subiendo al auto que me espera

Miro hacia atrás y la veo salir agitada, «pronto volveré por ustedes»

—Señor Hoffman la fiesta es en unas cuadras cerca a la iglesia

«No puedo ir»

—Lo se, solo vuelve al aeropuerto

«Cuando menos se lo esperen tendrán mi regreso»

* * *

Caroline

«No, no lo ví »

«El no estuvo aqui»

Tomo mi teléfono, desenfocandome de toda la algarabía que está en la puerta de la iglesia, y hago una llamada

—Quiero saber si Aedus Hoffman entro al país —digo rápido, mi rango me da el derecho de saber de todo en menos de 5 minutos

no mi mayor, no hay registro de que el señor Hoffman haya pisado el país, sabe que está la alerta activada por si eso pasa

—Y ¿De manera ilegal?

Necesito media hora, mayor

Corto la llamada y me entra el desespero, Flor esta con los niños y no puedo mantenerme en calma, «El no estuvo aqui» «El está en Holanda»

—¿Ey que pasa?— la voz me hace sobresaltarme, y me encuentro con los ojos café de Mateo, le suelto la muñeca que doble cuando me tocó

—Lo siento, estaba pensando en otras cosas — respiró tratando de controlar los latidos de mi corazón

—Oh no te preocupes, ya llego el auto que nos va a llevar al hotel, venía a decírtelo, ¿Seguro que estás bien?

Asiento, apretando el teléfono, mi hermana tiene una sonrisa gigante y trato de enfocarme en no dañar este momento, no hay razón para temer porque no hay información que de que el esté aquí

Se sube a la limusina blanca y empieza el trayecto de nuevo al hotel, en el siguiente auto se suben los niños y ya Flor sabe que hacer cuando lleguen allá

Y luego me subo con mis padres al siguiente auto, no está tan lejos el lugar pero caminar con tacones no hace parte de las opciones, mientras sigo enfocada en una sola cosa

«el no estuvo aquí»

Sin Cadenas [Condena#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora