Sin Cadenas [Condena#2]

Capitulo 23

Caroline

—Si, ya se durmieron — exclama Aedus — y también comieron bien — rueda las ojos y sonrió

—Perfecto, ya solo me quedan dos días acá — pone los ojos en blanco y corto la llamada después de despedirme de el

Hago un poco de ejercicio y preparo todo para mí partida, hace tres días que nacio Fabián Londoño Lazcano, y porque Samara no lo quiso no tiene el Lazcano de primero y dudo mucho que lo tenga en el acta de nacimiento

El invierno está azotando tan fuerte que los abogados tanto de Javier como de Samara no han podido llegar al penthouse dónde estamos, dos soldados se llevaron el helicóptero antes de la nevisca y por eso tengo que esperar que el clima se regule un poco para viajar

Los niños parecen haberse olvidado que yo soy su madre y con Aedus están bien, me siento traicionada pero siento que lo esperaba, salgo de la ducha después de darme un corto baño tirándome de espaldas en la cama

—Ven te necesito— Javier me saca de mis pensamientos y enarco una ceja, anudó el albornoz y me bajo rápido de la cama, llegando al salón, está el abogado de mi familia y supongo que la otra persona que está allí es el abogado de Javier

—Ella es Nathaly, mi hermana — comenta Samara — es nuestra testigo

—Nathaly

—Alonso— saludo al abogado

—El es Félix, mi abogado — comenta Javier, da un asentimiento de cabeza y yo sonrió como respuesta

—Ya estan todos los derechos plasmados, aquí está la anulación de los derechos que tienes con Fabián— empieza a hablar el abogado de Javier — y el divorcio, el prenupcial que firmaron decía claramente que cada quien conservaba lo suyo al momento de la separación, así que no hubo necesidad de hacer separación de bienes, Firmen aquí señoritas Sullivan

Le pasa la hoja a Samara y luego a mi, firmo con mi apellido de militar y luego le pasó las hojas a Javier, quien tiene el ceño fruncido y se que le duele esto, dos años esperando casarse, formar una familia para que solo 6 meses después este separándose de ella

Los abogados se despiden diciendo que todo estará legalizado en 1 o dos días  y mi hermana vuelve a su nido, las empleadas sacan las maletas de Javier y del bebé, y el llama a no sé quién para que traiga un avión para poder regresar a España

Vuelvo a mi acolba y me visto rápido, conecto el iPad al televisor pero se escucha una lluvia de balas fuera del apartamento, levanto mi arma y salgo de nuevo para ver qué está pasando, Javier está detrás de una columna de piedra, la puerta se abre y varios hombres encapuchados entran disparando a todo a su paso

Alcanzó mi teléfono y llamo a una unidad de la marina de aquí en Nueva York, y me aseguran que ya van en camino además que también llamaron a la policía, disparo desde mi punto, ocultandome también de las balas

Y me muevo rápido a la habitación de mi sobrino, logro dar de baja a uno y desconecto los aparatos que tiene el bebé para acomodarlo en mi pecho y así cubrirlo de las balas, me voy a la ventana y la abro de un disparo para bajar por la escaleras de incendios

—Javier muévete — grito sin dejar de disparar — ¿Samara dónde está?

Los tiros se escuchan más cerca y me aseguro que el bebé esté bien protegido antes de correr escaleras abajo, la cabeza me quiere estallar y  llegó al piso de abajo pidiendo ayuda a la vecina, quien me recibe a Fabián, y salgo de nuevo, las balas se me están acabando y las sirenas se oyen más cerca, subo de nuevo y desde las escaleras disparo a los que recién están entrando en la casa

—¡Mayor!— me saludan algunos oficiales

—Avancen— ordenó y ellos asienten, le disparan a los primeros y el intercambio de balas tiene las puertas de cristal destruidas — necesito un arma

Me pasan una  glock y avanzo tambien, los cristales se me incrustan en el pie y me asustó cuando no veo ni a mí hermana ni a mí cuñado, todo el penthouse está destruido y uno de los últimos de  hombres que quedan se abrenñ el chaleco dejándome ver la bomba que tiene, me mira y pone una sonrisa perversa, murmurando sin emitir sonidos «Fin a los Lazcano»

Me regreso corriendo sacando a la mayoría de los oficiales, pero la explosión hace que ruede por las escaleras, me tocó la cabeza llenandome las manos de sangre

—¿Mayor está bien?— me preguntan y asiento y tocó rápido la puerta de la vecina quien me regresa a mi sobrino, le agradezco y sigo bajando hasta llegar al lobby del edificio

—Nat— Samara llega hasta donde estoy y me aprieta entre sus brazos, parpadeo manteniendome despierta —¿Estás bien?

—si y ¿Tu?— ella asiente —¿Y Javier?— me señala a un lado con una muñeca y  antes de quedar inconsiente le entrego a mi sobrino