[En corrección]
Una vez te adentres en el orfanato Parckson, cosa que te resultará muy fácil. Ya no podrás escapar con la misma facilidad. Y cuando descubras lo que este oculta entre sus muros, ya no habrá retroceso.
Estarás condenado.
...
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De nuevo di un repaso al frente. Para ver si alguien más había visto eso. Al darme cuenta de que nadie más que yo y Noah éramos conscientes de eso, lo miré. Y luego el papel entre mis dedos. Alcé una ceja y lo cogí con una extraña sensación en el estómago.
Deshice los múltiples pliegues y en la parte superior estaba escrita una frase:
" Eso ha molado. "
Le lancé una mirada a Noah apretando los labios. Él se hacía el indiferente, actuando como si no supiera que sabía que había sido él.
¿A qué se refería exactamente? Recuperé mi lápiz y con una mala caligrafía y temblor le respondí.
Y mirando al frente vigilando que nadie nos mirase le devolví su papel, donde había escrito.
" ¿El qué? "
Y por culpa de querer vigilar tanto, mis dedos chocaron con los de Noah. Provocando que me diera un pequeño sobresalto al sentir su cálida piel de nuevo.
Tomé aire y mantuve una postura tranquila sobre ese pupitre.
-Lo que hiciste antes -susurró, mientras se sentaba sobre sus piernas y pegaba su silla a la mía.
Giré la cabeza y lo miré arrugando mis cejas.
-¿Te refieres a...? -señalé mi pelo dudando.
-Sí, tío, eso. ¿Qué es exactamente, es algo sólo tuyo? Porque si es así es alucinante -se dio completamente la vuelta hacia mí sin importarle que el profesor lo pudiera ver. Entonces sus rodillas chocaron contra mis piernas y el tan repentino tacto me cortó la respiración.
Me paralice sin saber qué hacer para salir de entre la espada y la pared. Sólo quería que todo se detuviera por unos segundos. No podía con tanta información a la vez. Sentía que mi mundo iba a trescientos por hora. Y no era capaz de asimilar nada.
Tenía a un chico hermoso delante, que me observaba a la espera de que siguiera su conversación. Con sus rodillas pegadas a mis piernas.
Y esos ojos verdes clavados en mí como miles de alfileres que me provocaban un cosquilleo en cada parte de mi ser.