Capítulo Veinte

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Con Alice y los Demonios pisándome los talones, nos dirigimos de nuevo a la casa y entramos corriendo al salón de baile. Snapper y Lena peleaban tan rápido, que no podía ver nada. Simplemente borrones de puños. Para mi sorpresa, nadie más estaba peleando; La mayor parte de los vampiros estaban reunidos junto a la pared más lejana escuchando a Nia.

- ¡No interfieran! ¡Quién gane será nuestro nuevo Lider y no pueden interferir! ¡Esa ha sido nuestra ley desde que los mortales todavía se encogían de miedo en las cavernas!

- Voy a interferir - dije acaloradamente. Señalé hacía el borrón que eran Snapper y Lena. - ¡Al ataque!

Aullando y gruñendo, los Demonios se abalanzaron hacía ellos. Lo hicieron tan rápido que tuve el tiempo justo para agarrar a Lena y sacarla del camino. Con lo rápida que soy y aun así un Demonio nos golpeó echándonos al suelo. Rodé sobre mi espalda para observar. ¿Has visto en los dibujos animados, cuándo para demostrar que una pelea es cruel, todo lo que se puede ver es humo, extremidades en movimiento, estrellas y cosas así? Así es como fue. Los Demonios gruñían, Snapper gritaba, y todos los demás nos quedamos paralizados observando. Momentos después los Demonios comenzaron a hacer ruidos húmedos y a Snapper se le escuchó balbucear; Al rato los ruidos húmedos continuaron, pero a Snapeer no se le escuchó más.

Hasta luego, Snalper. No deberías haberte metido conmigo, y mierda, seguro que no deberías haberte metido con mis amigos. Nadie dijo nada. Cuarenta vampiros clavaron los ojos en mí, y el triunfo en la cara de Nia era casi demasiado para soportar. Su cara era como un faro, bella y terrible a la vez. Ya no se parecía a una animadora del instituto, sino a un guerrero afirmando su victoria. Me volví hacía Lena, segura de que sus comentarios serenamente sarcásticos quebrarían la tensión, y luego grité y me apoyé sobre los pies. Lena estaba horrendamente quemada. La mayor parte de su lado izquierdo estaba ennegrecido.
Parte de su cabello había desaparecido. Sus párpados no existían. Podía ver las venas en la piel de su brazo izquierdo, haciendo un intento por mover la sangre a través de su muerto sistema sanguíneo. Increíblemente, estaba sonriendo. Sus labios agrietados se estiraron y sus dientes se vieron aun más blancos y más largos en comparación con su carne quemada.

¡Victoria! Me eche a llorar. Seguro, victoria, pero ¿A qué costo? ¿Y qué va a pasar después? ¡Se había quemado por mí, había perdido su casa - y la mayor parte de su carne! - Por mí. ¡Y en lugar de recuperarse o alimentarse para mejorar o quedarse fuera de la infernal lucha, había venido corriendo para rescatarme!

-Lena... Lee... Lo siento, ¿que...

- Necesita alimentarse, - Dijo Nia cuando Lena alzo una mano y se estabilizó sujetándose de mi brazo. - De ti. Tu sangre la sanará más rápido que cualquier otra cosa.

- ¿Es una cosa de la reina? - Ella inclinó la cabeza, pero no me miró. Sus ojos eran grandes y tristes cuando contempló a Lena.

- El agua ayudará - es - tardaría mucho tiempo en explicarlo, pero el agua facilita el proceso de cicatrización. Entonces...

- Bien, Bien, puedes explicármelo más tarde. - Cautelosamente agarré la mano derecha de Lena y la dirigí hacía la piscina. - Por aquí, ven, Lee. Esto hará que te sientas mejor... Cristo, debes estar pasando una agonía...

- Las cosas que tengo que hacer para que me llames por esa manera tan linda. - Hice un sonido, mezcla entre risa y sollozo.

- No es momento para tus típicos comentarios sarcásticos.

Vampira & SolteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora