Amo a mi gata.
Es un dolor en mi trasero, pero es de fiar y nunca, ni una sola vez, me había dicho que me cambiase de blusa por parecerme a una puta de primera. Caray, uno de los principales motivos por el que estoy en este problema es, en parte, por Giselle, pero no la había echado, ni siquiera me la había merendado. Era definitivamente una persona amante de los gatos.
Pero lo increíblemente molesto de descubrir fue que los perros me encontraban irresistible. Antes de despertarme en la funeraria, había ignorado a los perros, y ellos me habían ignorado a mí, y habíamos hecho nuestros negocios por separado.
Ya no.
Cuando salí de mi coche y camine por la calle, casi una docena de perros me siguieron. Eran implacables en su adoración. Cuando empecé a alejarlos a patadas, se acercaron más rápidamente y lamieron mis tobillos, mostrando unas grandes y perrunas sonrisas, estilo Goofy.
No sé por qué esto no me ocurrió la otra noche, cuando estaba rondando Lake Street tratando de matarme como fuera. Tal vez mis feromonas vampirescas tardaron un poco en despertarse. Como si la jauría baboseadora no hubiera sido lo suficientemente mala, mis orejas todavía estaban zumbando por la reprimenda que Imra me había dado.
Para recapitular, ella pensaba que salir sola para irme a encontrar con una desconocida que sabia que era una vampiresa era: a) loco, b) estúpido, y si lo iba a hacer, c) era una loca, estúpida.
Dije que sería mucho más loco llevar a mi muy frágil y mortal amiga al encuentro. Cuando salí de mi casa, ella, intencionadamente, desordenaba mis armarios. Sabe que me vuelve loca no poder encontrar mis cosas. Había estacionado mi coche en una rampa prohibitivamente cara y me acercaba a Barnes y Noble, cuando una limusina negra muy sucia y salpicada con barro, frenó a mi lado. Los perros (Había ocho: tres labradores negros, un corgi, un golden retriever, dos poodles enormemente gordos, y un perro cruzado de ascendencia desconocida; ¡Todos llevaban collares y arrastraban correas!) se sobresaltaron por el ruido, y aproveché para gritar, -¡Largo!- Todas las puertas de la limusina se abrieron de pronto con un pequeño y explosivo ruido...
-¿Huh? - ... y varios pares de duras manos me agarraron... - ¡Hey!- ... y me tiraron dentro. La puerta se cerró de golpe, y arrancó. -Sabía que esto pasaría,- les comenté a mis captores. -De verdad, que lo sabía. - Mis secuestradores - había cuatro - tenían grandes cruces de madera en sus manos, para protegerse de mi. Uno de ellos agitaba una pequeña botella cerrada, que debía ser agua sagrada. Estaban un poco tensos, pero apenas apestaban a miedo. Habían hecho esto antes. - ¿Amigos, donde vamos? - Se hizo un silencio sepulcral. - Bueno, de acuerdo, sigan así, pero no estoy asustada. Realmente, esto me hace recodar la noche del baile de graduación. Los malos tratos, la parte trasera de la limusina, el tétrico compañero de aquella cita, ah, todo eso se esta repitiendo.
El que estaba directamente en frente de mí bufó, pero los otros tres permanecieron inmóviles como una esfinge. Todos ellos parecían casi clones entre si: de pecho ancho, más de uno ochenta de altura, con unos pies grandes y malolientes y unas manos tan grandes como sus pies. Todos necesitaban afeitarse, todos tenían el pelo rubio sucio con unos ojos color café, y olían como si hubieran mezclado Old Spice con jarabe para la tos con sabor a cereza.
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Vampira & Soltera
Fanfic¡De secretaria recién despedida a ser la reina de los No-muertos! Ha sido una semana de lo más movidita para Kara Danvers. Primero, pierde su trabajo. Luego, para colmo, muere en un accidente de coche. Pero lo que realmente le molesta (además de des...