El día que fallecí comenzó mal y rápidamente se puso peor.
Apagué la alarma y me quedé dormida de nuevo, por lo que llegaba tarde al trabajo. Y no tuve tiempo de desayunar. De acuerdo, eso es mentira, tragué un par de Tarts Pop de chocolate mientras esperaba el autobús.
Mi madre lo aprobaría (¿Quién piensas que me enseñó?), pero un experto en nutrición me habría dado un coscorrón con su tabla de calorías. En la reunión de las nueve de la mañana me enteré de que la recesión económica me había golpeado entre los ojos (lo mismo que el Presidente ha estado negando durante dos años): Había sido despedida del trabajo. No fue inesperado, pero dolió de todos modos. Tuvieron que reducir costos drásticamente, y Dios prohíbe que a cualquiera de los altos ejecutivos se le muestre la puerta. Eso no, pero los oficinistas y las secretarias habían sido valorados como prescindibles. Limpié mi escritorio, evité mirar a mis compañeros de trabajo, igual que ellos evitaron mirarme a mí (algunos salieron), y me vine caminando a casa. Cuando atravesé la puerta principal, vi la luz del contestador automático parpadeando como un pequeño dragón negro.
El mensaje era del monstruo de mi madrastra: - Tu padre y yo no podremos ir a tu fiesta esta noche, acabo de darme cuenta de que tenemos un compromiso anterior. Lo siento.- Seguro que lo sientes, tonta. – Diviértete sin nosotros.- No hay problema. – Tal vez encuentres a alguien esta noche.- Traducción: Tal vez algún pobre patán se case contigo y te quite de mis manos.
Mi madrastra, desde el principio, se había llevado conmigo de una sola manera: Como una rival que lucha por el cariño de su nuevo marido. Fui a la cocina a dar de comer a mi gato, y noté que se había escapado otra vez.
Mi Giselle siempre andaba buscando aventuras, (aunque es más, como que yo soy su Kara). Al final resultó que hubo una tormenta de nieve, anormal para un mes de abril, y mi fiesta se pospuso. Mejor… no me sentía con ganas de salir, poner cara feliz, y beber muchos daiquiris de más. El Mall of America es un lugar fantástico, pero no estaba con ánimo para muchedumbres, la comida es demasiado cara, y las bebidas están a seis dólares. Esta noche no.
Mike llamó alrededor de las ocho de la tarde, y ese fue el único momento brillante de mi día. Mike Matthews era un detective que trabajaba en St. Paul. Había sido atacada un par de meses antes, y… de acuerdo, pues bien, "atacada" era decirlo suavemente. No me gusta hablar de eso — o pensar en eso — pero lo que sucedió, fue que un montón de vagos saltaron sobre mí cuando dejaba Barbecue Mongol de Kahn (Todo lo que puedas comer por once con noventa y cinco $, incluida la ensalada, el postre, y lo que te puedas servir, gratis). No tengo ni idea de lo que querían — no se llevaron mi bolso, ni trataron de violarme. Básicamente, me arañaron y me pegaron mordiscos, como un montón de ardillas rabiosas, mientras los daba patadas con las punteras de mis Manolo Blahniks y gritaba pidiendo ayuda, tan fuerte como podía…tan fuerte, que lo único que pude hacer durante tres días fue susurrar.
ESTÁS LEYENDO
Vampira & Soltera
Fanfiction¡De secretaria recién despedida a ser la reina de los No-muertos! Ha sido una semana de lo más movidita para Kara Danvers. Primero, pierde su trabajo. Luego, para colmo, muere en un accidente de coche. Pero lo que realmente le molesta (además de des...