Capítulo 10 | Azul, Azul como el mar Azul.

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—¿Una copa?—negué—¿Un refresco?—volví a negar fastidiada—Ya se, una malteada de fresa, a eso no te puedes resistir

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—¿Una copa?—negué—¿Un refresco?—volví a negar fastidiada—Ya se, una malteada de fresa, a eso no te puedes resistir.

—No me apetece tomar nada—articulé sin mirarlo.

—Déjame adivinar—tocó su barbilla simulando estar inmerso en sus pensamientos—Estás molesta conmigo.

—No te sientas tan especial, por lo general siempre estoy molesta.

—En eso tienes razón, la verdad no entiendo en qué momento pasaste de ser esa niña dulce y sensible, esa niña amorosa y...—interrumpí su verborrea que la verdad me estaba comenzando a provocar náuseas.

—Sabes perfectamente lo que fue de ella, pero si se te borro de la memoria te recuerdo que tú te encargaste de destruirla. Si quieres un día hablamos sobre ello, y de paso te comento unas cuantas verdades que tengo atoradas en la garganta, pero en este momento no. No creo que la fiesta de cumpleaños de tus hijastras sea el mejor lugar, al menos que tu intención sea arruinarles la celebración.

—Sí, si mejor dejamos esos temas ahí, las niñas no merecen que le arruinemos la fiesta.

Mi boca se frunció en una mueca y solté una sonora risa amarga, era increíble ver lo que protegía a las hijas de su mujer. No desea arruinarles la fiesta pero si es capaz de arruinar la vida de su familia cada día sin importar cuánto nos pueda doler.

Mi cara de fastidio aumento en cuanto mis ojos divisaron a la mujer que se acercaba hasta nosotros, en el rostro de la bruja venía colgada una enorme sonrisa pero perfectamente sabía que era más falsa que una moneda de cartón.

—¡Hola!—chilló de manera efusiva—Que gusto me da verte aquí bonita, no sabes el placer que me produce que hallas decidido venir a conocer a mis nenas, y a disfrutar en familia de este día tan especial.

—En primer lugar, para usted es Eliette, no Eli y en segundo lugar yo no decidí nada, lo menos que deseaba era venir a la estúpida fiesta de cumpleaños de sus hijas. Sí accedí a venir fue por el chantaje del señor aquí presente, así que mejor guardase su teatrito hipócrita para quién en verdad esté dispuesto a creerse el cuento de que usted es una buena persona y a mí déjeme estar en paz, ya bastante difícil es respirar su mismo aire.

— ¡Eliette!—gritó exaltado mi padre—No tienes por qué hablarle así a Ari, tus problemas son conmigo, ella no tiene la culpa de nada. Quedamos en que te ibas a comportar como la señorita educada que eres, y que al menos ibas a intentar ser amable ¿O no es así? ¿Dónde demonios quedó todo lo que hablamos en el coche de camino aquí?

—Yo nunca dije que lo haría.

—Amor no pasa nada—exclamó la bruja aparentemente dolida—Es normal que le cueste un poco tratarme, lo más seguro es que Flor la haya puesto en contra de mi. Dale tiempo, ya entenderá que yo no soy la mala de la historia.

Un desastre llamado túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora