El inconfundible olor a café recién hecho inundó mis fosas nasales, haciéndome despertar de manera casi inmediata. Sonreí con vergüenza en cuanto divisé al idiota frente a mi. Se encuentra completamente desnudo y con una taza de café en sus manos. Y de sus labios cuelga esa sonrisa, esa que tan loca me vuelve.
¡Definitivamente este hombre quiere que me de un infarto al corazón!
—Preciosa...—su voz sonaba demasiado sexy para mi propio bien.
Cubrí mi desnudo cuerpo con las sábanas y me incorporé en la cama con un poco de timidez. Nathaniel se sentó frente a mí, y me entregó a la humeante taza del néctar de los dioses, aunque el verdadero Dios es él, y el néctar de él, terminó en otro lugar anoche... ¡Oh, Dios tengo una mente demasiado pervertida!
—¿Dormiste bien?—pregunté intentando desviar mi atención de su fornido cuerpo desnudo, aunque la verdad me está siendo prácticamente imposible.
—Sí, dormí muy bien, de hecho creo que no había dormido tan bien en años...—me dedicó una bonita sonrisa que provocó miles de sensaciones en mí y prosiguió a hablar de manera esfusiva—¿Qué tal el café...? ¿Te gusta así, o le pongo más azúcar...?
—Está muy bien así... Sabes mi mamá dice qué a la persona que le queda bien el café está lista para casarse, y este café está estupendo, así que ya sabes...—bromeé.
—Casarme no forma en absoluto parte de mis planes.
—¡¿En serio?! O sea Nathaniel, casarse está en los planes de todo el mundo.
—No en los míos...
Alrededor de nosotros se formó un incómodo silencio, un momento en el cuál un millón de interrogantes atacaron mi cerebro en busca de respuestas. Yo siempre he deseado exactamente lo contrario a lo que él desea. Después de todo el daño que mi familia y yo nos hicimos, incluso hasta sin querer, me prometí, que cuando fuera mi turno formaría una familia desde el amor, una familia mucho mejor que la que alguna vez tuve...
—Me imagino que tu plan de vida sí debe de ser ese ¿No?
¡Joder! A veces pienso que esté chico, puede leer mi mente.
—Sí... Sueño con casarme algún día y construir junto con mi esposo una casita frente al mar... Quiero tener 3 hijos, Aria, Lilibeth, y Mar...
—¿Por qué solo niñas?—interrogó con una notable curiosidad.
—¿No es obvio?—me miró sin entender—Nathaniel, todos los chicos son unos idiotas—bromeé, pero en realidad lo pensaba—Aunque bueno Jack Ross no...
—¿Ya te dijeron alguna vez que eres la mujer más fascinante del universo?—soltó sin más.
¡Tierra tragame y escupeme en Narnia! ¡Este hombre es demasiado perfecto!
ESTÁS LEYENDO
Un desastre llamado tú
Fiksi Remaja"Nunca imaginé que odiarlo tan solo era el primer paso"