XXXVI

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— ¡Bienvenidos!—grito Hada cuanto estábamos delante de la puerta, ella nos abrió entusiasta, como siempre

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— ¡Bienvenidos!—grito Hada cuanto estábamos delante de la puerta, ella nos abrió entusiasta, como siempre.

— gracias— dijimos ambos al unisone.

— creí que tomarían otra semana.—dijo Hada abriéndonos paso para entrar. 

Había tanta calma que lo creía imposible.

— por fin volviste— mire a mi padre salir de la sala y acercarse a mí para abrazarme.

— papá— lo llame— creí que ya no te encontraría al volver— dije.

— queríamos esperar tu llegada— dijo ayudándome con mi maleta.

— ¿en donde esta William?—preguntó Drácula.

— oh bueno...— intento explicarse Hada.

— ¿paso algo?—pregunte.

Ella miro a mi padre y este pareció captar la indirecta pues tomo nuestras maletas y se retiro con la escusa de que iría a hablar con Santiago.

— lo lamento, fue ayer en la noche— empezó.

Y no era buenas noticias, porque la luna de miel había acabado y ahora estábamos entrando a nuestra realidad, a nuestro día a día.

Lowell Collins no se cansaba, pero ahora veía su objetivo más claro que el agua, él querría arrebatarme mi felicidad, la de su hermano y la de todos, felicidad que él desea y no tiene.

Felicidad que el jamás tendrá, y no porque alguien se la haya quitado, sino porque él no se lo permite.

Baje del auto y mire mi casa, la casa que con tanto esfuerzo Drácula y yo habíamos acomodado a nosotros, quería que cuando volviéramos poder ocuparla y tener ambos nuestro espacio.

Pero eso no eran los planes de Lowell.

— Nuestro hogar...— dije a Drácula.

William caminaba hacia nosotros con tristeza.

— lo lamento— dijo William.

Él sabia lo importante que era para mí. Di un paso adelante y observe la casa, todo estaba hecho trizas, el fuego había consumido parte de la casa.

— mi jardín...— dije casi en susurro, más para mí.

— será mejor que no entres, algo podría caer— dijo William acercándose a mí.

Lo ignore y entre con cuidado a la casa, adentro todo era peor, Lowell entro y lo quemo todo, al salir al patio trasero observe mi jardín.

Las tulipanes, hortensias, petunias y mis bellas rosas se habían quemado.

Di un paso más y sentí  pisar algo, al bajar la mirada retrocedí y me agache recogiendo una rosa, estaba intacta.

— Jane...— escuche a Drácula detrás de mí.

La Esposa de Drácula |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora