XXXVIII

935 160 20
                                    

Eran las seis de la mañana, el hospital era activo y las enfermeras, doctores y auxiliares no descansaban

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eran las seis de la mañana, el hospital era activo y las enfermeras, doctores y auxiliares no descansaban.

El ambiente era agradable y la mayoría de pacientes que tenia estaban por mejorar.

— habitación diez— dijo Darlys entregándome el porta papeles.

Leí y asentí dirigiéndome a esa habitación, estaba bajo el nombre de David, era un joven de dieciocho años.

Toque la puerta dos veces y luego entre, al ver quien era lo recordé. 

El joven que entro la noche pasada, por el hospital corrían demasiadas historias de ellos.

Que él mato a la chica... Cosa que no tenía sentido por las múltiples heridas similares a las de un animal en la chica.

Además el también estaba herido.

Que los asaltaron, él distrajo a los maleantes y por eso la chica logro llegar antes, que ambos tenían malos negocios, chicos metidos en vicios.

Suspire al verlo.

— buenos días— le salude.

Él no respondía, su mirada estaba fija en la ventana, ahora estaba mejor antes, la mayoría de sus heridas había sanado aunque su corazón parecía ir en un proceso lento.

Lo comprendía.

— ¿ya te han traído el desayuno?— pregunte poniéndome delante de él.

A pesar de que me interpuse en su vista él no respondió, incluso parecía no verme, su mirada estaba perdida al igual que su mente.

— David— lo llame más fuerte.

Él parpadeo varias veces y luego me vio.

— ¿dígame?—preguntó.

— ¿ya han traído tu desayuno?— le pregunte.

— si...— vacilo.

Tome su medicamento dudosa, antes de dárselo debía estar segura de que no mintiera.

— por favor se honesto— inquirí.

— no tengo hambre...— continuo viendo a la ventana.

Salí de su habitación y volví a recepción con Darlys.

— necesito saber si alguien dejo el desayuno al paciente de la habitación veintitrés— le pedí.

Ella asintió, teclo en su computador y luego me miro.

— no, se niega a comer y además si no recuerdo mal, no ha dormido, se la pasa despierto y suele dormir de día.

— gracias— dije volviendo a la habitación del chico, esta vez con una bandeja de comida.

Al entrar observe como lentamente cerraba sus ojos.

La Esposa de Drácula |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora