La Esposa de Drácula |

XXXIX

— toma esto...— dijo Hada entregándome una taza de té.

Había despertado temprano y le conté él porque entre de esa manera, pedí disculpas y ella me entendió.

— Existe tratamientos— dijo sentándose delante de mí.

— y lo haré— asegure—o lo intentare.

— al menos esta vez estas confiada en que pase lo que pase, él te ama. No lo dudes.

Asentí terminando mi té.

— ¿han sabido algo de Lowell?—pregunte.

— nada, mejor así.

— ¿y Andrew?—pregunte al no verlo bajar.

— salio, creo que conoció a una chica.— me guiño el ojo.

Andrew con una chica... Vaya sorpresa.

Me levante, quería salir al pueblo, por lo que sabía William y Drácula estaban afuera. En una pequeña sede, la familia de William se ha dedicado a la exportación e importación.

Salí de la casa y camine por las calles saludando y comprando pequeñas cosas que veía.

— ¿que precio tienen?—pregunte mirando las manzanas.

— no es época, sabrán mal— dijo un señor a mi lado, al observarlo me di cuenta que era el mismo hombre que vi en el centro comercial.

— ¿disculpe?— dije llamando su atención antes de que se fuera.

— dígame— dijo gentilmente.

— ¿le conozco de algún lado?—pregunte.

— bueno— dijo mirando hacia la nada pensativo— del centro comercia.

Reí.

— antes de eso— aclare.

— no señorita, usted jamás me había visto. Que tenga una linda tarde.

Dijo despidiéndose con la mano.

Eso solo logro inquietarme más por el simple hecho de mencionar que yo no lo había visto, pero algo me decía que él a mí si.

Tenía que hablar con Drácula, no confiaba en nadie.

Llegue a la pequeña sede y observe una motocicleta estacionada, conocía esa motocicleta.

Me aprese a entrar y cuando todos me observaron una señorita fue la primera en hablar.

— el señor Gadiel salio, se encuentra en la cafeter-

— gracias— la interrumpí.

No confiaba en esa niña.

Había una pequeña cafetería enfrente y los ventanales de cristal me permitían ver todo, Andrew estaba parado desde afuera observando todo.