Cinco

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2001

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2001

Una pequeña chica se encontraba practicando con la nueva máquina recién llegada a su equipo de baseball. Se había quedado sola en ese campo bateando las pelotas que tiraba, si se vaciaba ella la rellenaba, deseaba ser la mejor del equipo.

Después de haber tirado ya 4 veces todas la bolas de la maquina se decidió por hacerlo una última vez. Sentía sus brazos cansados, dolerle, además de algunas astilla en sus manos por la alta fricción que hacia su bate nuevo.

Llevaba la mitad de las bolas, de pronto escucho unas pisadas rápidas a lo lejos como si alguien o algo huyera. Se oculto detrás de la misma máquina, se maldecía internamente se le había olvidado cerrar la entrada del campo.

Desde el reflejo del metal de su escondite vio a dos chicos de su edad o mayores correr al campo, ambos tenían pelo azabache, corrían de lo que parecía ser chicos mayores por lo que escuchaba por sus voces.

Pensando en todo, decidió seguir su curiosidad lo peor que podía pasar era que la golpearan, salió de su escondite silenciosa, se acerco al chico pelinegro mas alto, jalo de la manga de su camisa. Él se sorprendió por ver a esa chica tan pequeña ahí.

— Niña, que haces aquí es peligroso, vete — ordeno nerviosos ese chico pelinegro viéndola cerca de donde se pretendían ocultar de los de secundaria que habían provocado.

— ¿Por qué los persiguen? — ignoró olímpicamente al más alto, le daba curiosidad el por qué estaban ahí.

— Que no escuchaste, vete. — ahora dijo el otro chico que estaba ahí, desde la perspectiva de Iraira tenia el cabello peinado de una forma divertida, hecho como un filete sobre su cabeza.

— Mm... No los están persiguiendo y llegaron aquí, les puedo ayudar — sugirió dulcemente, no les ponía mucha atención solo estaba curiosa de como fue que llegaron ahí.

Antes de que tan si quiera contestaran escucharon las voces de quienes los persiguen acercarse hasta la entrada del campo, el chico ojiavellana tomo a las mas pequeña y a su amigo mientras se ocultaban en el mismo lugar que ella desde un comienzo.

— Jefe, ya le dijo que por aquí vi a los mocosos irse — menciono un chico de cabello rubio teñido, según Iraira se le veía horrible.

— No están búsquenlos, no dejare que se vayan tan fácil después de insultarnos a todos — ordeno una voz más grave a los demás.

En esos momentos, Baji Keisuke y Hanemiya Kazutora deseaban que la tierra se los tragara. Todo por una estupidez ahora estaban atrapados con una niña pequeña, según ellos, en un pequeño espacio de un campo de baseball, esta vez sí que estaban jodidos.

— Hey, tengo una idea — susurró suavemente mientras se ponía de pie la chica castaña —, necesito que tiren estas pelotas cuando les diga y... Bam las tiro a la cara de los tontos grandes y así nos vamos todos — simulo cada parte de su infantil plan.

Anger || Tokyo revengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora