Once

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Valkyrie salió del hospital, había pasado casi toda la tarde,  riendo y conviviendo con su alto amigo en su habitación, pero ya era hora de que volviera a su hogar a descansar antes de ir a ver a ese viejo amigo

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Valkyrie salió del hospital, había pasado casi toda la tarde,  riendo y conviviendo con su alto amigo en su habitación, pero ya era hora de que volviera a su hogar a descansar antes de ir a ver a ese viejo amigo.

La mano le dolía un poco hacer movimientos con ella, eso era lo de menos, lo que más le dolían eran las piernas, el haber hecho tanto ejercicio golpeando a esos tipos le había dejado muerta.

Camino tranquila calle abajo, una que otra vez comenzaba a jugar de saltar las grietas del suelo, contaba los vehículo que pasaban, le era muy fácil distraerse con cosas sencillas.

Pasó enfrente a un parque, su mirada fue captada en un árbol, tenía una rama con hojas de una forma que no tenía en su libro debía agregar la, también  estaba cambiando levemente de color por el otoño, necesitaba esa rama a como diera lugar.

Se acercó al árbol. Reviso los alrededores, no pensó si le iba a pasar algo empezó a trepar hasta la rama, la corto usando el cuchillo, robado del chico de Mobius hace unos días. La guardo con cuidado con su pañuelo como protección

Siguió con su camino con juegos que se inventada en cuanto se distraía, visualizo la bonita casa que pertenecía a su familia.

Se dirigió hasta la puerta, no sin antes revisar si había agua en el tarrito de los gatos.

Abrió la puerta con sus llaves localizadas en su llavero lleno de peluches y llaveros infantiles. Dejó el pañuelo con la hoja adentro en la mesa de la entrada.

Escucho dos voces provenientes de la sala, reconocía la de su padre, pero había una mujer con él, su sobre protección con su padre se activaba.

Camino como le era costumbre, sin hacer ningún ruido, hasta asomar su curiosa cabeza en el salón, encontró a la doctora del hospital hablando amablemente con él.

Ambos estaban sentados en el sofá hablaban de algo que ella no ponía atención.

Era esa doctora pelinegra, amable, casi de la misma altura que su padre. Esa mujer todavía no era aprobada por ella, su confianza no estaba depositada en ella, aún.

— Papá, ya volví. No sabía que había visitas. — apareció al propio sorprendiendo a los dos que estaban ahí, noto el sonrojo leve que tenia su padre, oh no, ella podría ser su pareja y ella no sabía nada.

— Jovencita, que te dicho de decir cuando llegas y no solo aparecer. —  Kirai se levantó, su sonrojo desapareció, regaño a su hija por esa costumbre que más de una vez le había dado infartos. — Puedes causar consecuencias en las personas, como un infarto o algo así, niña.

— Si, si lo se, no me presentarás  a tu amiga, eh padre, creo que es mala educación eso también. — lanzó su mirada de rebeldía en respuesta, se sentía celosa de esa mujer, no creía que fuera lo suficiente buena para su padre.

— Oh, disculpa, pequeña, soy Aishi Kai. — la mujer sonrió amable, tenía un punto ganado, aún así todavía no era aceptada — Tu debes ser la hija pequeña y tierna de Kirai-san, no.

Anger || Tokyo revengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora