🍑Cap. 12

1.7K 259 156
                                    

Argentina se encontraba bastante feliz, llegando a su casa a media noche como venía siendo costumbre de él por su dedicación al trabajo.

Su situación era bastante clara para él, le había dado varios meses al asiático, en donde se comportaba algo más cauteloso y le daba su espacio personal pero...ahora que tenía una lista tal vez era momento de volver a ser él de antes ¿No?. Si ser distante y tratarle con bastante respeto no había funcionado, posiblemente volver a ser cariñoso darían resultados.

Así, a pesar de que la casa estuviera con las luces ya apagadas y sin nadie que lo reciba en la entrada, él menor solo se dispuso a subir a la habitación con una leve sonrisa, apurando su paso ya que, había algo que había extrañado bastante en aquellos meses.

Así, apenas entró a la habitación se fue a su armario, cambiándose por su pijama y preparándose para acostarse para luego...girar a ver al asiático sentado en cama, tecleando en su computadora acomodándose sus lentes cada tanto.

El argentino ya no podía soportarlo más, había deseado y esperado aquello por tanto que solo pudo ir hacia él mayor, agarró su computadora y la dejó en la mesita de luz con mucho cuidado para así, sentarse en el regazo de su pareja.







—¡China!~







Dijo alzando sus brazos, rodeando al mayor en un gran y fuerte abrazo, llegando a aplastar su mejilla en su pecho con una amplia sonrisa, habia extrañado mucho sentir el cuerpo de su novio, esa sensación que le daba cada que le abrazaba, sentir nuevamente su cuerpo, sus pechos rozarse suavemente a cada respiración...si, ese era todo un "abrazo de oso" de su parte, según el latino.

Y, aunque este abrazo no era correspondido, a pesar de que el asiático no le rodeó con sus grandes y fuertes brazos él...él seguía feliz, China nunca le había abrazo por voluntad propia y sabía que en esos momentos tampoco iba a hacerlo pero...aunque sonará egoísta y tonto, el argentino estaba contento por que por fin había tenido tacto con el cuerpo de su pareja luego de tantos meses.






—U-uy, tus lentecitos mi amor, espera, ya te los acomodo






Argentina se enderezó soltando a su pareja para arreglar sus lentes que estaban chuecos, seguramente, por haberse abalanzado así al mayor.

Con una sonrisa limpió aquellos pequeños vidrios, sintiendo su corazón palpitar ante aquella sensación de calidez que sentía al estar tan cerca del más alto pero...al ver que aquellos lentes le fueron arrebatados con rapidez, levantó la mirada.






Ya los limpiare yo. Solo los estas ensuciando más.





Su sonrisa se fue borrando un poco, el tono serio y cortante con el que le hablaba mientras fruncia el ceño al limpiar aquel objeto solo le hicieron sentir un poco mal.

Aún así, intentó no decaerse, tenía un mes, solo un mes para que su pareja le diera una muestra de afecto por lo que, con una leve sonrisa dejó sus manos en el pecho de su contrario.






—¿Me das un besito, por favor?






Pidió dando leves toquecitos a sus propios labios, riendo por lo bajo ante el tono tierno y tal vez algo infantil en que se lo había pedido.







No.

—Oh...¿Y en mi mejilla? Aquí o aquí  tengo dos-

No.

—Y...¿Y en mi frente?..

Argentina, ya duérmete, hoy fue un largo día.







My old man Donde viven las historias. Descúbrelo ahora