🍑Cap. 16

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Argentina sonreía, ese día a pesar de haber soportado los maltratos de su superior ahora se encontraba bastante feliz, había salido mucho más antes de su trabajo junto al estadounidense y al ruso para volver  muy temprano a casa.

Nunca pensó que ellos a pesar de tener la misma edad que su pareja fueran tan divertidos y diferentes al mismo tiempo, USA era bastante hablador y egocéntrico aveces, al punto de ser gracioso mientras que, Rusia era algo burlesco pero calmado.





—¿Me podrían pasar una silla, por favor? No llego a ese extremo





Dijo el latino agarrando una cerpentina, estaban decorando el comedor con algunos pequeños detalles, y él argentino quería decorar un poco el techo para que fuera más bonito, así, espero paciente hasta sentir como de pronto era levantado y sentado en los hombros del ruso, provocandole un grito de sorpresa y susto al ver lo lejos que estaba del suelo.




Argentina...




Dijo Rusia bastante tranquilo con su grave voz mientras agarraba las canillas del latino para que no se cayera.




—S...¿Si?

No puedo ver nada.





Comentó divertido con una leve sonrisa, ya que, el argentino parecía asustado, y la manera en que se aferraba a su cabeza con sus brazos y pierna lo demostraba, provocandole soltar una risa.






—¡La próxima avísame que casi me da un paro aquí!

—¿Un paro, a tu edad? Pero si eres joven, eso déjalo para alguien como USA o yo.

—¡¿A quien le dices viejo?! ¡Yo soy joven y hermoso aún!






Argentina también estaba divirtiéndose, aún le costaba creer que ellos tuvieran la misma edad y cargo que el asiático, ya que, ellos eran más empaticos y adorables a cierto punto.

Así, fue indicandole al ruso poco a poco donde caminar para ir poniendo aquellas serpentinas alrededor.

Cuando terminaron ayudaron al estadounidense a ir poniendo los postres y comidas en la mesa, Argentina había intentado preparar diferentes recetas chinas el día anterior, así que, solo esperaba que el recalentarlas no hiciera que perdieran su sabor.







—¡Oh! ¡Perfect!







Dijo USA con una sonrisa una vez acabaron con todo lo planeado, los regalos estaban en una mesa aparte, el lugar estaba decorado y la comida junto al pastel que había preparado el argentino, en la gran mesa.

Los tres estaban orgullosos de lo que han logrado juntos hasta que, al oír un auto estacionarse en la casa, rápidamente apagaron las luces de la cocina y el comedor.






—¿Cuando lo veamos contamos hasta tres y lo felicitamos o sólo prendemos las luces apenas entre y lo felicitamos?







Preguntó en un susurro el menor mientras se escondía detrás de la mesa al igual que los mayores, mirando hacia el ruso en busca de una respuesta.





Creo que mejor contamos hasta tres una vez entre

—¿Y si prende la luz primero?

Entonces hacemos lo segundo







Ambos iba susurrando por lo bajo, intentando llegar a un acuerdo mientras escuchaban al asiático en el living, Argentina ya sabía que el rojizo dejaba sus cosas como siempre así que, quería llegar a un plan con el ruso.





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