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Subimos a la colina tratando de descubrir la historia escondida en la antigüedad de esa construcción. Me sentí familiarizada con la brisa que corría por el lugar y la forma que tenía un de las piedras. En parte también por las columnas y los alrededores. Y tal vez hubiera descubierto antes de que se trataba, si tan solo pudiera respirar después de haber subido mil y un escalones.
-Me pregunto quien habrá vivido aquí- Habló Lucy, pensando lo mismo que yo.
-Creo que nosotros- dijo Susan. Me acerqué y noté una pieza de oro en la mano de la mayor.
La miré confundida.
-Eso es mío- Edmund llegó por atrás de mí -Es de mi juego de ajedrez-
-¿De cual?- pregunté.
-No tenía un juego de ajedrez de oro en Finchley, ¿verdad?-
-Ay, disculpa- Rodé los ojos.
-No puede ser...- Lucy interrumpió la escena. La menor corrió hacia un lugar redondo y amplio.
-¿No se dan cuenta?-
-¿De qué?-
-Imagínense paredes, y columnas por ahí-
Todo apuntaba en el blanco, y mis sospechas fueron confirmadas.
-Es el palacio...Cair Paravel- susurré.
-Cair Paravel- repitió Peter.
-¡Es nuestro hogar!-
[[...]]
Seguimos explorando el área, que antes fue un hermoso palacio de ensueño. Aún recordaba las cosas que habían ocurrido. puesto que en nuestro mundo solo habían pasado dos años, recordaba con claridad las decoraciones, e incluso la distribución de las cosas en las habitaciones y también la sala con pinturas en la que tanto le gustaba estar. Pero había algo que hacía el lugar algo extraño, (aparte del hecho de que estaba destruido) podía notar que no se había caído por el paso del tiempo, sino algo más horrible, como si hubiera sido completamente acabado.
-Catapultas-
-¿Qué?- Pregunté, saliendo de mi pequeño transe.
-Esto no pasó así nada más. Cair Paravel fue atacado- Nuestro hogar fue atacado...
Justo lo que me temía. Pero, ¿Quién podría haber hecho esto?
Peter, Edmund y yo avanzamos hacia unas grande piedras y retiramos la entrada. El mayor cortó una tira de su camisa y la amarró a una rama del suelo. Observé con atención lo que hacía y hasta después descubrí que era para hacer una antorcha.
-Supongo que no tienes fósforos, ¿o sí?- Preguntó hacia Edmund
-No, pero...¿te sirve esto?-
-¡Podrías haberlo mencionado un poco antes!- Todos reímos un poco.
-Tonto- Le dije a Edmund, me sacó la lengua.
Abajo, había una sala con figuras y cofres llenos de nuestras pertenencias, era tal y como lo había visto por última vez. Excepto claro, que está viejo, destruido, polvoriento, prácticamente en decadencia. Suelo ser pesimista, una disculpa. Creo que tengo ganas de llorar.
-No lo puedo creer. Todo sigue aquí-
-Qué alta era yo- dijo Lucy.
-Bueno, eras mayor en esa época- Le respondió su hermana.
-No como cientos de años después, cuando eres más joven- Le habló Edmund, con un casco que le quedaba enorme.
-Y yo me quedé igual- hablé -Supongo que toda la ropa me debe de entrar- Probablemente me quedará un poco grande, pero durante los años que estuvimos aquí, solo había crecido unos cuantos centímetros.
-¿Qué pasa?- Preguntó Lucy a Susan, que parecía buscar algo.
-Mi cuerno. Debí dejarlo en mi caballo el día que nos fuimos- Respondió esta.
Peter se acercó a su cofre y de entre sus cosas, sacó su espada. Yo hice lo mismo, seguía siendo igual de hermosa que siempre. Pasé mi mano por ella, con cuidado de no rebanarme un dedo. Soplé para quitarle el polvo de encima.
-Cuando Aslan muestra sus dientes, el invierno muere- Recitó Peter.
-Cuando sacude su melena, la primavera regresa- terminó Lucy -Todos los que conocíamos, El Sr. Tumnus...-
-Los castores...- Susurré recordando a nuestros amigos.
-...Ya no están-
Desearía que no fuera real, para nosotros solo pasaron dos años. Pero para ellos una eternidad, una eternidad en la que sufrieron viendo cómo nos fuimos y nunca regresamos, en cómo Cair a Paravel fue perdiendo vida.
-Es hora de averiguar qué pasa- Dije con seguridad.
