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Esa misma tarde salí un rato para alejarme de Edmund, me había olvidado que era tan fastidioso.
Regresé a la carpa después de entrenar un poco.
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Cuando cayó la noche, dormí tranquilamente. Cuando mi cuerpo cayó en las almohadas, no volví a abrir los ojos hasta el día siguiente.
Desearía haber despertado en otro mundo, o regresar el tiempo. Todo para no saber esa noticia. Apenas me desperté, un centauro me informó sobre la muerte de Aslan. No había vuelta atrás, y solo podíamos hacer una cosa, Peter comenzó a preparar un plan para acabar con la bruja blanca.
-Tenía razón, se fue- Dijo el mayor.
-Tu tendrás que dirigirnos-Hablé con al mirada clavada en el suelo.
-Peter, hay un ejército allá fuera. Está listo para seguirte- lo alentó su hermano.
-No puedo-
-Aslan creía que podías, y nosotros también- terminé.
-El ejército de la bruja se acerca, señor. ¿Cuáles son sus órdenes?- Preguntó el centauro junto a ellos.
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Habíamos creado un plan, era bastante bueno. Pero aún así, el ejército de la Bruja nos superaba en número. Las tropas comenzaron a prepararse. Y yo también, no podía quedarme parada. Peter no iba a dejar que yo peleara, pero cuando se diera la oportunidad, lo haría.
-¿Edmund?- llamó Peter a su hermano.
-¿Qué pasa?-
-Cuídate-
-Tú también, Aurora- se dirigió a mí.
-¡POR NARNIA! ¡Y POR ASLAN!-
La batalla dio comienzo y todos empezaron a pelear, menos Edmund y yo, quienes nos quedamos en un lugar asignado por Peter. Como dije antes, no estoy de acuerdo con esto; pienso que puedo entrar a pelea y arreglármelas por mi misma.
Aún así, seguíamos en el mismo lugar, junto a los arqueros.
Finalmente entramos a la batalla, sentí que mi espada me daba más conocimiento acerca de cómo usarla, como si hubiera combatido antes en una guerra. Hacía movimientos con esta que nunca había practicado. Me hacía sentir segura.
-¡Chicos, son demasiados! ¡Vayan por las chicas y llévenselas a casa!- Nos gritó Peter.
-¡Ya lo oyeron! !Vamonos!- El castor intentó tomarnos de la mano.
Ví como Edmund desenfundaba su espada y tenía intensiones de acercarse a pelear.
-¡Edmund, no es tiempo para ser idiota!- le grité.
-Peter todavía no es el rey-
-¡Edmund!-
Corrí hacia el, aunque ya me llevaba mucha ventaja. Corrí, pero unos soldados del ejército contrario se cruzaron en mi camino. Rápidamente acabé y seguí corriendo hacia Edmund. Cuando por fin llegué, estaba herido y tirado en el suelo. Puede sonar algo gracioso, pero no lo era. En otras circunstancias me hubiera reído.
-Diablos, Edmund- Susurré -No mueras- Acababa con cualquiera que se nos acercaba, tratando de que Edmund no muriera.
Y de repente, Aslan rugió.
-¿Aslan?- Llegaron más soldados, supuse que eran los animales que habían sido convertidos en piedra.
Sin embargo, seguí con lo que me decía la profecía. Por más que me cayera mal, yo debía proteger a Edmund.
Divisé a Susan y Lucy llegar y abrazar a Peter, entonces recordé el elixir de la pequeña.
-¡Lucy! ¡Susan! ¡Vengan rápido!- El enano sirviente de la bruja se acercó a Edmund -Tú aléjate, gusano- y lo atravesé con la espada.
Las hermanas llegaron.
-Lu, usa tu frasco- Le indiqué. Después de unos segundos Edmund despertó.
Todos sus hermanos lo abrazaron.
-¿Por qué nunca haces lo que te dicen?- Le dijo su hermano.
-Salvé tu horrible trasero, niño- Dije.
-Gracias-
-Está bien, no impor- - Edmund me abrazó.
-Esto no es nada, me sigues cayendo mal- Repitió mis palabras.
Todos me vieron levantando las cejas.
-¿Qué miran?-
El león llegó y también me vió de la misma forma -¿También Aslan?-
