¡Cuidado con sus cabezas!¿Que...?
Yo... yo ¡¿Que está pasando?!
-Debes estar de broma.- Replique en un murmuro nervioso culpa a su cercanía.
Soltó una de sus ya típicas risas roncas y se alejó de mi oreja para verme fijamente a los ojos. Sus dos oscuras esmeraldas reflejaban malicia, lujuria y burla. Era una mezcla de sensaciones e intenciones que podían verse confusas desde sus dos joyas.
-Pues, no lo es.- Me corrigió y posiciono sus manos en mis caderas.
¡Aléjate, estúpida! Gritaba mi conciencia.
¿Por qué no puedo? ¿Me drogó?
No lo creo, no tocó mi comida en ningún momento, pero entonces ¿porque no me muevo y sigo dejando que me vea la cara de estúpida? Desde el momento de la cita me hice la idea que seria la primera y ultima vez que lo veía. Que no me dejaría engañar e ilusionar ¡Y aquí estoy! Joder, inmóvil.
-¿Te comió la lengua el gato?- Sonrió ladino y sin darme cuenta, muy cerca de mi rostro.
Tenia unos labios preciosos, mierda, tan carnosos y rosados que me provocaban miles de sensaciones, ¿En que momento empecé a ver sus labios? He de estar drogada, definitivamente.
-Aléjate.- Logré articular y cientos de mini Emma's empezaron a aplaudir en mi cerebro.
Pero no duro mucho ya que sin previo aviso se lanzó a mis labios sin darme tiempo a siquiera reaccionar.
Espera... ¡¿Me está besando?!
Y peor, ¡Me estoy dejando!
Madre santa, donde dejé mi moral, que se me acaba de caer.
No pasaron ni tres segundos cuando le correspondí el beso, ¿por qué? No lo sé, pero lo hice y se sintió malditamente bien. Sus labios bailaban con los míos a un compás ensordecedor, el lento beso comenzaba a tornarse fugaz y caliente, mis labios ya estaban sellados por su aroma y la cereza del pastel fue cuando pasó la punta de su lengua rozando mi labio inferior, invitándome lujuriosamente a explorar nuestras lenguas.
¿Que más da?
Es caliente, sexy, guapo y sabe lo que hace.
Yo estoy caliente, y quiero que me enseñe lo que quiere hacer.
Pero... ¿Está bien?
Luego de un polvo ¿Que?, no soy virgen, pero tampoco fácil ni estúpida.
¿Y si está enfermo de alguna ETS? ¿Si corre la voz como un machito ignorante? ¿Si solo me usa y luego trata como una perra más?
No.
No lo haré, es mi dignidad y mi amor propio contra mi calentura.
Rápidamente y antes de permitir que el besó llegara a intensificarse me aleje, recuperando el aliento y la conciencia.
El me observó confuso, con una cara que decía que no se esperaba que lo alejara.
-¿Que pasó...?- Comenzó a hablar pausadamente.- Si quieres ir a un lugar más privado...- Empezó a acercarse nuevamente con su sonrisa devuelta.
Ágil, me alejé otro paso, dando espacio entre ambos.
-No, esto no está bien.- Negué con la cabeza mirando hacia otro lado.
El gruño y al verlo, formo una linea con sus labios... esos labios.
¡Concentrada!
Gracias, yo.
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Llámame Señor- ©
Teen Fiction¡Hey, soy Emma! Te voy a contar una historia, un relato, un cuento basado en hechos reales. Donde me di cuenta que a veces no conoces nunca a las personas completamente. Donde el amor no todo lo puede. Que los clichés pueden ser un poco retorcidos. ...