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-¿Y bien?
Suspiró cansado y se pasó una mano por su rubia cabellera, despeinandola.
-¿Exactamente que quieres saber?- Entrecerró los ojos, lleno de duda.
Lo pensé por un momento, en sí no sabia que tanto estaba involucrado el con Jay, o con mi hermano o bueno. Ya me entienden, así que quise irme por lo básico para no sonar como una loca acosadora.
-¿Porque él no podía saber que lo nuestro era una mentira?
Me miró por unos segundos con una expresión indescifrable, por un momento pensé que iba a mandar todo al diablo e irse de allí dejándome con la duda, pero al cabo de unos segundos que parecieron eternos, se rindió y me pidió que lo acompañara al césped del campus.
Al llegar, Jay se tiró en el césped resoplando como caballo y cerró los ojos mientras yo me sentaba más tranquila (pero horriblemente ansiosa por saber) a su lado.
-¿Si te cuento esto, me vas a ayudar?
-Lo pensaré.
-No, no lo vas a...-Quiso debatir, pero rápidamente levanté una mano en señal de que hiciera silencio y para mi sorpresa, obedeció.
-Después de lo de ayer no tenia pensado volverte a dirigir la mirada, así que tienes suerte de que te de el beneficio de la duda.- Sentencié.
Entonces el hizo silencio resignado y volvió a ver el cielo en lugar de mi.
-Puedes comenzar.- Lo anime ansiosa.
-Bien.- Se puso el brazo sobre los ojos tapándose del sol.- Digamos que, hace un tiempo, Fynn y yo eramos... amigos.- Emitió con resentimiento.- Y hacíamos cosas que no te pienso decir. La cosa es que un día, el y yo tuvimos... un problema.- Se calló por unos segundos y estiró su cabeza hacia atrás emitiendo un gruñido de frustración.
Se quitó la mano de los ojos y yo estaba atenta a lo que diría, captando cada movimiento. Entonces volvió a hablar.
-Yo hice una estupidez. De las muchas que hago.- Soltó una pequeña visita irónica.- Y el se descobró acostándose con la que era mi novia en ese momento, yo... de verdad la quería, el lo sabia. Pero su rencor hizo quitarme lo que más quería en ese momento.
Después de su confesión intenté no hacer ningún gesto para no incomodarlo, pero el silencio incomodo se hizo presente entre los dos. Carraspeé un poco para hacer algo de ruido y acabar con la incomodidad.
-¿Y eso es... todo?
-No.
Se sentó frente a mi y miró hacia cualquier sitio menos a mi.
-Yo hice lo mismo.- Continuó.- Con sus... ¿novias?- Añadió.- El con las mías, y se convirtió en una maldita competencia. Ya hacia un tiempo que no me lo cruzaba o al menos, eso intentaba. Pensé que ya no me preocuparía por eso.
Entonces después de unos segundos de silencio, entendí que no iba a contar nada más.
-Déjame ver si lo entiendo.- Hablé por fin.- Tu problema con que el se relacione conmigo es por un rencor estúpido que se cargan ustedes dos. No tiene nada que ver con tu ''asunto personal complicado''- Imité comillas imaginarias.
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Llámame Señor- ©
Teen Fiction¡Hey, soy Emma! Te voy a contar una historia, un relato, un cuento basado en hechos reales. Donde me di cuenta que a veces no conoces nunca a las personas completamente. Donde el amor no todo lo puede. Que los clichés pueden ser un poco retorcidos. ...