22: El nuevo ninken

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LLego al límite pero aquí estoy para publicarlo esta semana como os prometí. Últimamente estoy teniendo una racha difícil, por eso agradezco más que nunca vuestro seguimiento por esta bella historia, ya os he dicho más de una vez lo especial que es para mí que sigáis aquí: Yuuki, Daisy, Jans, Rysake. (L). Sé que os enfadasteis la última vez y tenéis al Bobito en el punto de mira pero a ver qué pensáis de lo que sucede a partir de ahora con este nuevo episodio POV Kakashi.

Me ha hecho mucha ilusión ver que había una nueva comentarista por aquí, mil gracias a Xiang_Uchiha890 por ello!

Por supuesto treinta mil gracias a los que siempre votan, hay un espacio en mi corazoncito para todo el mundo.

En fin, que me enrollo, al lío, chavales! 

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Al introducir su lengua entre mis labios lo hizo dotando a la misma de una movilidad tal que pareciera ésta tratarse de una mano. En el fondo deseé que lo fuese porque quería comerme sus dedos y el hambre iba en aumento. Tan era así que me dejó con la boca abierta y tal vez por ello aprovechó para salir de allí y pasearse desde mi labio inferior hasta las caderas, dejando un rastro sinuoso y brillante de saliva y los poros de mi piel erizados.

No soportaba más el hecho de que no estuviese sobre mí o que no me tocase más que superficialmente y entendí en el instante lo que tenía que hacer porque, por las pocas veces que nos habíamos encontrado de esa manera, sabía lo que le haría despertar de verdad. Hinché el pecho al tiempo que él se entretenía por debajo de mi abdomen y dejé escapar de allí un gemido sordo que lo hizo alzar la vista y analizarme con su mirada más oscura que la noche cerrada:

-Oye, Obito. Ven, por favor...- Casi lo supliqué. Y tras sonreír como un lobo asilvestrado se incorporó y se cernió sobre mí como si tuviese la intención de hacer las veces de arma.

Ese buscado contacto fue el que me hizo incorporarme bruscamente del catre y virar la cabeza para todos los lados, buscándole al igual que si estuviese en un apuro que solo él pudiese solucionar a pesar de que, ciertamente, aún estaría cómodamente en su casa.

Encontré los fríos dígitos del sol comenzar a dejar su huella por la ventana y aquello me devolvió a la realidad de forma vergonzosa y pesada; no, no era la primera vez que soñaba con él desde la fiesta de Rin. No, tampoco era la primera ocasión en la que lo hacía desde que él hubiese entrado en mi habitación tras mi suspendida misión en Sunagakure. Pero, a pesar de que en los sueños mi cuerpo se retorciese pidiendo más al despertar me sentía terriblemente humillado como no me había sentido jamás. Llevaba días sin salir de casa exceptuando para corresponder a los mandatos de mis superiores y me resistía a salir incluso a comprar por temor a que él estuviese rondando por la granja. Los primeros días me sorprendió pensar que Rin no se había pasado a verme y que, tal vez, había dejado de importarle mi amistad o lo que fuese que yo pudiese aportarle. Esos pensamientos fueron proseguidos por los pinchazos de celos al creer que, seguramente, estaría demasiado ocupada con Obito para preocuparse por uno de aquellos repentinos y acostumbrados ataques de soledad que me habían asolado tantas veces a lo largo del tiempo. Sin embargo, con el paso de los días los celos fueron menguando hasta acabar en algo similar al resentimiento al pensar lo muy profundo que había conseguido él acceder a mí. Había metido la mano en mis entrañas de manera brusca porque yo le había dejado y, tras encontrar el rastrojo de tierra en el que había enterrado mis sentimientos por él había escarbado violentamente, se había reído de mí tras utilizarme y luego me había dejado con todo hecho un amasijo de vergüenza y frustración.

Esa mezcolanza hizo que esa mañana mis movimientos fueran mucho menos dinámicos que habitualmente y tuviese que forzarme a vestirme, ni siquiera pensé en desayunar.

|| Ojos sin luna || [OBIKAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora