2: Shurikens

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Capítulo conjunto de ambos puntos de vista, la trama avanza sin piedad e_e

Nosotros separamos los puntos de vista de ambos con este simbolico: ººººº   porque es rebonico, rebonico, ¿No creen?

¡Disfruten y mil besos!

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- Escuchadme, todos. Hoy llevaremos a cabo el entrenamiento de shuriken, dejad aquí todas vuestras cosas, tomad vuestras herramientas ninja y acompañadme afuera.

Tento nos llevó al gran patio de la academia, era amplio, al fondo, varias hileras de dianas y troncos de madera en vertical se disponían cómo soldados enemigos, al otro lado del frente de batalla. El sensei se colocó delante de ellos y se dio la vuelta hacia nosotros.

- Muy bien, ¿Quién quiere empezar?.

- Lo haré yo, sensei. – Me puse en primera fila, frente a todo ese escuadrón. Concentré mi mirada en todos y cada uno de los objetivos. Metí la mano en mi bolsa de armas. Tenía la fuerte esperanza de lograr un ataque perfecto, en ese tiempo, apenas dedicaba un par de tardes al mes al uso de armas de larga distancia, pero por alguna vana creencia, pensaba que podría lograrlo.

- ¡Ánimo, Obito!. - Rin siempre me apoyaba, cuando oía su voz, me sentía más fuerte, más valiente, capaz de todo. Ella era mi luz, la persona que me guiaba. Desde que tenía memoria, ella siempre me esperaba por la mañana al salir de casa, cuando iba a realizar los recados que me pedía la abuela. Se quedaba conmigo toda la mañana hasta la hora de comer, momento en el que muchas veces insistía en que lo hiciéramos juntos, bien en su casa o en uno de los muchos restaurantes cercanos. Nunca se apartó de mi lado.

Lancé los diversos shuriken con fuerza.

- Bueno, no está mal, no te preocupes, irás mejorando, puedes volver a tu sitio. ¿Bien, quién es el siguiente?.

Solo uno de ellos había dado en el blanco, los demás, decoraban el suelo cuál abrojos. No pude ocultar mi rabia, mientras me colocaba de nuevo detrás de todos los demás alumnos.

- Obito... No te preocupes, seguro que la próxima vez lo consigues. – Rin me sonreía mientras decía esas palabras.

- ¿De verdad lo crees?.

- ¡Claro que sí, yo creo en ti, Obito!. - El corazón me latía con celeridad en el instante en el que me agarró la mano y me miró a los ojos. - Recuérdalo. – Esas palabras se grabaron en mi mente aquel día.

Debía mejorar mi técnica, estaba claro que lo aprendido hasta aquel entonces no era suficiente. Desconocía en qué había fallado, quizá fuera mi pulso o mis nervios, pero si de algo estaba seguro es que de esa manera jamás podría conseguir mi objetivo de superarle.

- Voy yo, sensei. – Kakashi dio un paso al frente y se colocó delante de la hilera de troncos.

- Está bien. Chicos, el siguiente será Kakashi Hatake.

- Genial Hatake, muy bien hecho. – Levanté la vista. Toda la fila de troncos tenía clavado uno o varios shurikens.

- Increíble. – Rin estaba sorprendida, su cara se tornó en un gesto de admiración. Todo el grupo le vitoreaba. En verdad, aquello había sido increíble.

Ese mismo día, por la tarde, un rato después de las clases, quedé con Rin para dar un paseo por la villa, necesitaba despejarme. Tomé una ducha caliente, aquel entrenamiento me había hecho sudar cómo nunca y no podía permitirme una mala mueca por parte de Rin debido a mi olor corporal. Antes de salir, frente al espejo de mi habitación, me coloqué el pelo lo mejor que pude. En ese momento me sentía hasta elegante, pero eso no ayudó a levantarme el ánimo.

|| Ojos sin luna || [OBIKAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora