13: Un corazón frustrado

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¡Buenas tardes/noches a nuestrxs queridx lectorxs! Qué felicidad *.* Nos han subido las estrellitas y las visitas y algunxs nos han metido en su lista de lectura. Ponemos muchísimo cariño e ilusión en esta historia y, de verdad, no sabéis lo que significa meterse en Wattpad y ver esas cosas. Por eso hay que agradecer a Maria_Julia_Suarez, DayanaLopez578068, gisellbenitez8, Heruki_Oksishu, y a yukinaFernandezsejas por el amor que le han dado a este Obikaka. 

Ya sabéis, una estrellita, un comentario, solo es un segundo para un lector pero para un autor es todo un universo.

Y recordad: 

**= Cambio de escena. 

ºº= Cambio de POV.

¡Ahora, al lío!

**


- Obito, cuánto te he echado de menos... ¡Sabía que el poder de la juventud triunfaría sobre todo lo demás, estás en tu primavera, era imposible que pudieras morir! – Gai no podía evitar emocionarse mientras Asuma, Anko, Kurenai y Ebisu observaban atónitos la escena.

- Yo también me alegro de verte, Gai, veo que no has cambiado nada. – El ninja del mono verde siempre se había comportado de forma exagerada en cualquier situación. Por supuesto yo no era quién para hablar, pero no cabía duda en que su confianza en lo que él llamaba "el poder de la juventud" era digna de admiración. Allí postrado mientras lo veía ante sonreírme a dentadura completa recordaba cuando nos habían contado que su padre había conseguido vencer a la mitad de los Shinobigatana él sólo con la sola ayuda del taijutsu. La verdad es que en ese momento el esfuerzo heredado que había dado forma al carácter de Gai me hacía sentir una envidia tan afilada que aguijoneaba mi estómago a tal nivel que apenas podía responder a sus comentarios efusivamente emocionados. Lo veía más alto, con los hombros y el pecho más cuadrado y quedaba claro que su presencia se había magnificado, causa sin duda de una trayectoria que yo me había perdido. Era más que evidentemente que en un supuesto duelo le bastaría una de las dos piernas para noquearme rápidamente.

- Sin duda estamos ante un gran ninja. – Dijo Ebisu mientras se colocaba sus gafas negras empujándolas con un dedo. Su aspecto derrochaba una elegancia palpable, con aquellas gafas de estilo metalizado tan diferentes a cómo las había llevado de niño y su abrigo largo que le otorgaba cierto halo de misterio.

- Vamos, se acaba de despertar, no le atosiguéis tanto. – Intervino Asuma. En ese momento caí en la cuenta de que, a pesar de que todo el grupo estaba reunido alrededor de mí, Kurenai y Asuma mantenían un mayor acercamiento, casi diría que sus brazos llegaban a rozarse. Obviamente tenían una conexión íntima, ésa que yo siempre había envidiado de ellos y que ahora me abofeteaba con una crudeza mayor que en cualquier momento pasado.

Pasaron buena parte de la tarde haciéndome compañía. Me informaron del fin de la tercera guerra mundial shinobi con Konohagakure e Iwagakure firmando un armisticio, de cómo había cambiado todo en esos últimos tres años, del nombramiento de Minato-sensei cómo Hokage...el mundo había continuado su curso mientras yo me encontraba sumido en un profundo sueño del que, cómo me informaron, apenas había esperanzas de que despertase.

- Bueno, es hora de que nos vayamos, se está haciendo tarde. – Kurenai entonces se acercó a mí y me dio un pequeño beso en la mejilla. – Asuma, te recuerdo que tenemos que ir a comprar la cena antes de que nos cierren o te tocará pasar otra noche a base de fideos.

- Me gustan los fideos.

- ¡Pero hoy quiero comer otra cosa! – Kurenai parecía bastante cabreada, cualquiera hubiera dicho que mantenían una tradicional discusión de pareja:

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