27: El teatro del desamor

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¡Buenas a todas y todos! Cómo os agradezco que aún sigáis por aquí y más cuando esta historia está a punto de llegar a su final. En la última ocasión una super y guanderfulosa fan fiel de esta historia hacía una pregunta muy importante: ¿Qué es exactamente lo que sucede entre ellos dos después de todo lo que ha pasado, qué significan a la postre? Creo que es lo que toca resolver de cara al final, ¿No os parece?

Como siempre mil gracias por votarnos y comentarnos, ya sabéis por quién va esto y no quiero aburriros pero os quiero remil y os lo agradezco de todo corazón ^^

Al lío**

Regresamos envueltos en un pacífico silencio, parecido a cualquier otro que hubiésemos compartido. Debido a que mis misiones en ANBU eran cada vez más residuales nuestra sincronía se había deteriorado un tanto pero yo continuaba sintiéndome confortable a su lado. Tan era así que no me percaté de que me acompañaba a casa tras la misión conjunta como gustaba de hacer siempre, tan pegado a mi sombra como estaba.

Parpadeé un par de veces cuando nos encontramos ambos ante la puerta de la granja y tragué saliva al comprobar que el patio delantero se encontraba más descuidado de lo que a mí me gustaba mantenerlo. Era cierto que ahora que mi grupo se había reunido y las misiones de restablecimiento de paz e infiltración aumentaban apenas contaba ya con el tiempo necesario para segar o plantar. Y luego estaba aquel otro asunto, la mosca rondando sobre mi cabeza:

-Si le parece...- Insinuó su voz, sacándome de mi ensimismamiento cargado de bochorno:

-Sí claro, pasa, Itachi.- Le corté, abriendo. Él se quedó varado en el umbral durante un instante, consternado:

-La verdad es que lo que quería decir es que he de marcharme ya.- Sostuve las llaves en mi mano dotado de un creciente nerviosismo, aun no era capaz de encontrar la causa al mismo:

-¿Te vas?- Él se quedó a la espera, dejando en el aire mi duda y mi desesperación, tan enrarecidas sonando colgando entre mis cuerdas vocales.- Qué lástima, habíamos quedado en reunirnos mis compañeros de Academia y yo esta tarde, pensé que tal vez...

-Yo...

-Estarás cansado.- No lo dejé hablar; en realidad no había pensado en nada tal y como él debía saber porque la idea de que me acompañase hasta allí a mí no se me había pasado por la mente, no habíamos hablado a cerca de nada de esto durante las últimas cuarenta y ocho horas y él debía pensarlo también. Sin embargo una urgente necesidad de su compañía me acuciaba. Llegando a casa también me había planteado aludir a un horrible dolor de cabeza cuando Rin, la más cercana a las afueras, viniese a buscarme:

-¿No le apetece ir?- Preguntó y gracias a su sugerencia alcé el mentón y me percaté de que ya había puesto los pies en casa y deambulaba por el salón sin que me hubiese dado cuenta de ello. Itachi era la ejemplificación milimétrica del sigilo y el acierto:

-Yo también estoy cansado. En las misiones últimamente también siento tu falta cada vez más.- Me encogí de hombros antes de dirigirme al cuarto para cambiarme. Tardé solamente un par de minutos en regresar pero adjudiqué que se habría marchado porque, naturalmente, ya tendría sus planes. Sin embargo me equivoqué. Lo encontré apoyado en la encimera junto a la mesa baja de la cocina, contemplando la pequeña parcela de cristal cerrada al exterior:

-Dudé seriamente sobre si yo debía capitanear un equipo yo solo.

-Estás capacitado de sobra para eso.- Asentí, posicionándome a su lado:

-No se trata de eso.- Negó, pacientemente y cerró los ojos un momento para meditar acerca de algo que no me dijo. Me percaté de ello porque varió el semblante cuando volvió a centrar su mirada en mí:- ¿Y dónde vamos?- Esbocé una leve mueca de agrado y luego me aproximé a la entrada para regresar cargado con una chaqueta que, debido a que yo era algo más alto que él, le quedaba un tanto sobrante de los hombros:

|| Ojos sin luna || [OBIKAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora