28: Estando contigo

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¡Buenas noches mis queridos expósitos! En este capítulo no me voy a enrollar demasiado con los agradecimientos debido a que es el capítulo final y prefiero dejarlo para el epílogo, creo que es más adecuado ^^

Lo único que quiero deciros es que os agradezco vuestro tiempo y, en consecuencia, confío en que este capítulo final os deje buen sabor de boca. Si más dilación, nos leemos en el epílogo.

Al lío**


Removí, sin ganas, el hielo entre el refresco ayudado de mis dedos y suspiré. Presentí la mirada reprobatoria de Rin al verlo. Odiaba que jugase con la comida:

-No hagas eso.- Me espetó, severa, y le dio un elegante trago a su gaseosa. Luego abrió un ojo al ver que no le daba réplica:

-¿Qué te pasa?- Inquirió. Dejó el vaso. Yo miré en derredor. Sentía que toda la Aldea estaba al corriente de lo que me sucedía, en especial allí, tras los muros ungidos por el abanico pero el local a pie de calle estaba concurrido y cada cual hablaba despreocupadamente, fuera de mí y mis pensamientos:

-Qué pregunta.- Contesté, casi agraviado. Ella frunció el ceño y yo hice un mohín con los labios, intentando suavizar el tono:- Lo que quiero decir...

-Estabas equivocado. Con todo lo que le dijiste fuera del teatro. No tenía nada que ver contigo y lo sabes. Parece mentira que hayas crecido con Kakashi. No sé qué haces que no vas a hablar con él.- Me replicó, casi tan molesta como cuando me había visto jugar con la bebida:

-Ni siquiera sé qué decirle. Supongo que no querrá verme más. Llevo un par de días queriendo hablar con él, pedirle perdón pero siempre que quiero ir a la granja, no puedo. No sé cómo tratar con él.- Me lamenté. Iba a continuar cuando anoté por el rabillo del ojo una figura conocida. Entorné los ojos al verlo entrar con la manita de su hermano pequeño cogida a la suya. En la compañía del menor, su rostro se antojaba más sosegado:

-Así lo solucionáis todo los hombres. Sin hablar y dando por sentado las cosas, por lo que veo.- Recitó, demasiado alto para mi gesto y sin que hubiese anotado la presencia de Itachi por el momento:

-Rin...- Quise acallarla o, que al menos, bajase la voz:

-Te conozco. Soltaste lo primero que se te vino a la mente y te arrepentiste momentos después, como siempre. ¿No te das cuenta de que solo consigues dañar a Kakashi así? Deberías decirle lo que sientes, respetando su espacio.

-Tienes razón.- Asentí, cabeceando como un niño pequeño, como el niño pequeño que siempre había sido ante ella. Me invadió una suerte de resplandor cándido que hizo temblar mis dedos, me embraveció para hablar con él y me llenó de la valentía que no había conseguido obtener a lo largo de esos días. La última vez le había prometido que no volvería a hacerle daño, a asustarlo o a apartarlo de mí pero quedaba claro que no lo había cumplido:

-Tienes razón.- Repetí, tras un rato en silencio, sumergido en mí mismo:- Iré hablar con él ya mismo. Si hace falta,- Agregué al levantarme:- me quedaré en su porche día y noche.- Rin sonrió pero entonces una voz interrumpió su gesto y también el mío, dejándome un tanto en ridículo:

-Si habláis de Kakashi...- Me giré para comprobar que Itachi se había acercado con su bebida y su hermano menor a nuestra mesa, próxima a la barra:

-No te importa de quién hablemos. No creo haberte invitado a la conversación.- Le corté, mordaz. Sin embargo él continuó, como si mi comentario hubiese sido menos que un guijarro en su camino:

-... No creo que puedas hablar con él hasta dentro de varias semanas. Le pidió al Hokage que lo mandase de infiltración y ha ido con un escuadrón diferente al habitual, partieron ayer por la noche. Esas misiones son largas.- Hizo una pausa:- Creo que necesitaba evadirse.- Apostilló. Yo encajé los dientes con el objetivo de no ladrarle y escapé de mi asiento, prendido hacia la salida.

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