EL MAPA QUE ME LLEVA A TI

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BETTY POV 

James.

El chico de ojos azules esta dando tumbos por el césped mientras se remueve la cabellera. Me lo quedo mirando hipnotizada, la escena que se crea ante mis ojos es un tanto peculiar pero a la vez especial.

Él choca cada dos pasos contra la nada mientras se dirije a un lugar que aún no había descubierto, sus ojos estan casi cerrados pero sigue de pie. La luz de las estrellas iluminan su rostro cómo si fuera un regalo de los mismos dioses celestiales y si te fijas bien, podías ver sus labios humedecidos.

Sus ojos se levantan del vibrante verde del césped y se posan en mí.

-Betty.- mi nombre se escapa de sus labios.

-James.- le contesto.

Una pequeña sonrisa traviesa asoma en su rostro y no puedo evitar sentir algo en el estómago.

-¿Qué haces aquí?- me pregunta.

-He salido a tomar el aire ¿Y tú?-

-Demasiada gente, no me gustan las multitudes.- 

Eso me desconcierta, él siempre ha estado rodeado de una gran masa de personas que se mueven a su alrededor en busca de aceptación social.

-Vale.- contesto porque ya no sé que más decir.

Me siento en el escalón otra vez y a los dos minutos siento un cálido contacto junto a mí.

-¿Te gusta bailar?- me pregunta James.

Esa pregunta me deja sorprendida, era lo último que esperaba escuchar.

-¿Qué?-

Se levanta y me extiende su mano, en ese momento dudo sobre qué hacer, mi lado racional me grita que huya, me esconda en el baño y llame a mi madre para que me venga a buscar. Pero mi lado emocional me dice que le sujete la mano, que bailemos y me deje llevar por la brisa nocturna. 

Finalmente, mi mano se aferra a la de James y dejo que me guíe, lo que no sabía es que ese simple acto fuera a marcar un antes y un después en mi simple vida.

Caminamos hacía la calle, mientras ando puedo fijarme detalladamente en él. Lleva puestos unos levi's azul marino y una camisa a cuadros la cuál,  tiene desabrochados los primeros tres botones y deja ver una camiseta básica blanca.  

Llegamos a la calle y la luz de las farolas nos da la bienvenida, por un momento me siento pérdida, no sé que estoy haciendo ni que debo hacer. ¿Hablo? ¿Me quedo callada? ¿Me voy? ¿Me quedo? Mi mente se queda en blanco.

James me coge por la barbilla y me mira fijamente, sus ojos indagan por todo mi rostro.

-Tienes pequeñas pecas.- me dice.

-Sí.-

-Me gustan.-

Entonces me coge por la cintura con una mano y con la otra mi mano libre, empieza a moverse lentamente y empezamos a bailar, sin música, sin melodía, solo con los latidos de nuestros corazones como único compás.

Su olor llena mis fosas nasales, huele a cigarrillo y a limón. Su piel suave y cálida llega hasta mi cintura y mi mano. Nos quedamos ahí, moviéndonos al ritmo de nuestras respiraciones, con el sonido de la fiesta de fondo, las luces de las farolas nos iluminan tímidamente y su rostro está  tan cerca del mío que casi puedo sentir su nariz acariciando mi mejilla.

Me agarra de la mano y me suelta la cintura, intenta darme una vuelta pero solo consigue que casi tengamos un esguince cervical. Inevitablemente se empieza a reír y puedo confirmar que es el sonido más maravilloso del mundo. Lo miro y una sonrisa aparece en mi cara. 

brisas de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora