Ver, oir y por supuesto... sentir

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Shawna me estaba mirando de frente, sin desviar su mirada ni un milímetro de la mía. No daba crédito de lo que me estaba pasando. ¿O es que mi mente me estaba jugando una mala pasada? Ahora hay gente adivina¡¿Cómo nooo?! El colmo de colmo. Aunque no sé si tengo derecho a hablar. A mí me brillan las manos... O no. No es la primera vez que pienso que simplemente estoy loca. Nadie más ve como mis manos irradian... Shawna sí que las vio. Mierda.

-No estás loca, Chloe, así que deja de quejarte como una mocosa.

-Así que en verdad tú... -No fui capaz de terminar la frase. Realmente vio mis manos y de verdad de la buena que puede leer mi mente.

-Así es. Aunque no exactamente como tú piensas. Es más bien porque...

- Aaay madre!!!! Pero esto significa que oíste, viste y sentiste todos estos años... -¡Todo!

-Bueno. Hay que admitir que tiene su gracia ponerte de los nervios y luego ver... oír... –Cada vez se estaba acercando más y más. -Y por supuesto sentir, lo que pasa por esa cabecita tuya.

Me tenía totalmente acorralada en la esquina. No tenía a donde huir. Ni cuenta me di que estaba aguantando la respiración hasta que sentí como me ardía el pecho y lentamente entreabrí los labios para soltar todo el aire atrapado y tomar otra pequeña bocanada. Ese pequeño acto llamó su atención y desvió su mirada a mi boca. No podía pensar con claridad. Está tan cerca que puedo percibir ese olor a piruleta que tanto la caracterizaba. Es tan dulce... Solo un poco más y... Espabila Chloe. Carraspeé, pero aun así mi voz sonó ronca.

-¿Cómo puedes hacer eso?

-Pues simplemente acercándome y bajar tus barreras una a una. –Tomó un mechón de pelo y lo acarició con mimo, mientras me miraba con picardía. –Y luego esperar a que caigas en mis redes para que ya no puedas escaparte y quieras por tu propia voluntad darme otro beso. Las dos sabemos que el primero te agradó.

Estaba ruborizada de la cabeza a los pies. Estaba segura que los dos notamos como mi corazón aceleró a un ritmo vertiginoso. Ojalá la tierra me tragara ahí mismo, pero no. Aun así no fui capaz de hablar más alto que un susurro.

-No. Me… Me refería a… a como puedes oírme.

-El cómo es algo complicado de explicar. Esa es la pregunta incorrecta. Estoy segura que tu necesitas saber el porqué. –Susurró ella también bajito, pero con un tono totalmente diferente. Uno que denotaba picardía, lascivia y placer. Un placer oculto.

Entonces explícame… -Dije, pero no estoy segura de si quería que me lo explicara ahora mismo, ya que esta vez era yo la que me inclinaba más hacia ella con mi vista clavada en esos labios color, sabor y olor piruleta. Hmmm…

-Ejém!!!

Y volví en mí. Estaba totalmente paralizada. ¡¿Cómo pude caer en sus redes sin darme siquiera cuenta?! No podía ver quien era el que carraspeaba, ya que Shawna estaba en mi campo de visión, pero tenía una clara impresión de quien podía ser. Ian.

Toda la electricidad abonó el aire que nos rodeaba y pude respirar con normalidad, pero Shawna se tensó notoriamente y por un mínimo de fracción, su cara se convirtió en una mueca. Fue casi imperceptible, ya que al segundo siguiente me guiñó el ojo con una sonrisa felina como conteniendo una promesa y se dio la vuelta lentamente. Mientras, se sacaba otra piruleta del bolsillo y le dio un lametón como probándolo antes de metérselo en la boca. Adoro las piruletas… Ay dios. ¡¿Por qué pensé eso?! Ella lo va a… Shawna tosió como si intentara ahogar una pequeña risa. Sí. Ella definitivamente lo oyó. Ian mientras tanto nos miraba a las dos con el ceño fruncido.

-¿Interrumpí algo?

-A decir verdad sí, pero no te reprocho nada, pues no hace mucho hice lo mismo. -No podía creer lo que Shawna acababa de decir. Ian estaba totalmente descolocado.

-Sí, bueno… -Dijo mientras se rascaba la nuca cabizbajo. Parecía realmente incómodo, pero al momento me miró directamente a los ojos como si buscara algo desesperadamente- Solo vine porque me dijeron que me estabas buscando.

-Es cierto, Ian, pero no estabas y… y ellos… y yo… y luego Shawna me…

-¿Pasó algo? ¿Te molestaron? –Preguntó ahora preocupado pasando al lado de Shawna para agarrarme las manos con suavidad -¿Qué hiciste, Shawna?

-No, no. Ella me… -Quería explicarle más o menos y sin demasiados detalles, pero me fue imposible. Shawna me interrumpió furiosa, sacándose la piruleta y sosteniéndola en un puño en su cadera.

-Oye machito. Si te importara y te preocupara, la cuidarías un poquito más. Los imbéciles de tus amigos casi se le saltan encima, cuando al no encontrarte se les acercó para preguntar por ti. ¡Sabes cómo es! Si de verdad te importara, no saldrías corriendo como un nenaza toda esta semana cuando ella se acercaba. –Cada vez estaba más encendida. No muchas veces pude verla así. Siempre tenía ese aire despreocupado. –No creas que no te he visto todo este tiempo, maldito gallina. Si no fuera por mí, ella…

Ya basta Shawna. Tranquilízate.

Al instante se calló. Entonces era cierto. Realmente podía leerme la mente. Necesito saber por qué… Ya pensaré en eso más tarde. Soltó un suspiro y relajó los hombros para luego sacudírselos y meter la piruleta otra vez en la boca. Le toqué el codo a modo de animarla y tranquilizarla. Ni cuenta me di que me situé a su lado hasta aquel momento o de que para hacerlo tuvo que soltarle la mano a Ian.

-Ya sé que es mi culpa… Tenéis todo el derecho de llamarme gallina o nenaza o lo que quieras si os da la gana. Me perdonas, ¿verdad, Chloe? –Ian se veía realmente arrepentido y no me gustaba nada esa estampa. Me importaba demasiado.

-No hay nada por lo que perdonarte, Ian. El que me debería perdonar eres tú. Para eso te estaba buscando. Te echaba de menos y quería hablar contigo.

-¿Entonces amigos otra vez? –Dijo mientras alargaba las manos para cogerme otra vez la mano. Yo se la di encantada, pero sin soltar a Shawna.

-Nunca dejamos de serlo, tonto.

-Sí!!! Seamos todos unos súper amigos. –Soltó Shawna con un falso entusiasmo. Ese comentario no es que le hiciera mucha gracia a Ian, pero a mí sí y no pude reprimir una carcajada.

-Oye chicos. Ahora que los tres somos “súper amigos” y es viernes, podemos celebrarlo con unas cervecitas después de clase en mi casa.

-Sí, claro. –Dijeron los dos al unísono. Otra vez me carcajeé. No sé si será buena idea juntar a estos dos en la misma casa. Conmigo. Solos. 

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Me encanta ver que os va gustando la historia, chic@s. Vuestros votos y comentarios me suben el animo como ninguna otra cosa es capaz. Espero que os guste.

Mi besos mis amores,

Selain

Shh...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora