Encima del tejado

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No dejaba de dar vueltas y vueltas, haciendo que las sábanas solo se enredaran más y no pudiera moverme más. Con rabia las pateé fuera de la cama y suspiré, intentando calmarme, pero sin éxito. Estaba tan enfadada conmigo misma. Cómo hice para hacerle tanto daño a Ian? Cómo logré apartarlo tanto de mí? No pasó ni un solo día y ya lo echaba tanto de menos que me sentía romper por dentro... Oh, cállate! Tanto dramatismo me pone los pelos de punta. Los imaginarios al menos ya que no tengo pelos, ni cuerpo.

No me soporto a mi misma. Puede ser que no todo sea tan imaginario como llevaba pensando toda mi vida, pero sigo estando loca de remate. Cómo sino se puede explicar esta voz que siempre me toca lo intocable? Ugh. Eres insufrible. No entiendo cómo no te afecta la pérdida de Ian como a mi si eres... yo.

Porque soy el otro tú, o el otro yo. Además la que no entiende porqué estás así por ese tío, soy yo. Si estuviste varios días sin verle!

No es lo mismo! Deberías de saberlo! Habíamos discutido! No era algo permanente como ahora... Era mi amigo. Mi mejor amigo.

Mira cielo. No suelo ser la positiva en esta relación, pero dijo que solo quería algo de espacio. Es algo normal considerando lo atolondrado que lo tenías, así que tenía que despedirse por un tiempo. Aun así prefería que lo hiciera sin acercar sus morros... No quería responderle. Le iba a contestar mal sin que tenga la culpa y no podía hacerlo después de ese intento de consolarme. Intento...

Recuerdo lo sucedido hoy a la tarde por enésima vez y apenas puedo contener las lágrimas. Era tan triste, todo tan mal pintado para él y aun así la consolada fui yo. Me siento estúpida habiendo sido él el del corazón roto. Y el beso. Fue tan dulce. Tan sumamente triste que tan solo lloré más cuando terminó, mientras Ian me miraba con una sonrisa y luego me abrazaba por última vez. Todavía lo siento. Todavía lo escucho. Hasta llorando estás guapa. Te quiero Chloe.

De repente me vino Ezra a la mente. Estúpido Ezra. Es cierto que me ha ayudado, pero esas no eran maneras. Y por qué demonios tenía que haberme besado?! Todo esto es su culpa! Hmmm, sí. Ese tío sí que está como un queso. Si no lo quieres tú, me lo quedo yo sin ningún problema.

Y qué vas a hacer tú sin mí? Estás dentro de mi cabeza, tonta.

Y eso qué? Dame el mando.

Qué quieres decir con darte el mando?

No me respondió. Vaya manía que tiene con no hablar en esos pocos momentos que quiero que hable. Hay veces que parece que sabe más que yo y cuando le pregunto se queda callada. Es realmente frustrante que mi yo interior sepa más.

-Hola! Estás despierta? Y esa voz? Hablando del diablo.... Parecía Ezra. Más bien es Ezra. Solo hay una persona que conozca con una voz tan sumamente sexy. Aun así no estaba de humor para encararme con él. Seguía siendo su culpa lo de Ian.

-Lárgate, Ezra. Ahora mismo no puedo contigo.

-No me seas así, amor. Todavía estás enfadada por el beso? Si solo fue un simple piquito. Ahora sí que me estaba enfadando. Este imbécil no sabe dónde se mete. Quiero tranquilizarme, pero era imposible.

-Piquito?! Un simple piquito?! Por tu culpa Ian no quiere verme ni acercárseme. Era mi mejor amigo y le rompí el corazón por tú ser un idiota.

-Vale, vale. Fue mi culpa. Lo asumo. Pero no crees que es mejor así? Sino con... No lo dejé terminar. Estaba fuera de mí. Ya no estaba en la cama sino de pie en medio de la habitación con los puños cerrados con fuerza en mis costados. No estoy orgullosa de mi misma cuando estoy así, pero ahora mismo solo deseo que apareciera ante mí para estamparle mi puño con fuerza. A veces pienso que es por la voz interior que tengo. Como si me poseyera. No me importaba.

Shh...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora