twenty five

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Adrien's pov.
Becca salió de la enfermería sin despedirse de nadie a excepción de la enfermera. Yo estaba perplejo, al igual que Alessia y Nino que tampoco se atrevieron a decir algo después de lo ocurrido.

Alessia salió casi corriendo de la enfermería y nosotros regresamos al salón de clases.

El resto del día no fue igual porque la preocupación me consumía. Necesitaba saber cómo estaba Becca.

La imagen de ella en el suelo, inconsciente y totalmente pálida me dejó mal. Me asusté como nunca antes lo había hecho.

Pero la peor parte fue verla llorar, como si se hubiese guardado todo el dolor durante mucho tiempo...

Al regresar a casa intenté procesar todo. ¿Becca ya había pasado por esto antes? O al menos eso me dieron a entender ella y Alessia. No tenía ni idea. Ella siempre demostraba estar más que bien, realmente nunca me espere algo así.

Durante el resto de la tarde me pasé dando vueltas en mi cama, triste y deseando poder verla. Pero no podía, no era el momento.

(...)

Becca yacía en su cama, enrollada en una manta y con la mirada perdida en la vista de la ventana. Había pasado así toda la tarde, seca, sin querer moverse en lo absoluto.

Sus padres habían informado a la academia que esa tarde no se presentaría en el ensayo porque la presión y los nervios que tenia por la obra la habían enfermado de pronto. Ellos no tenían idea de nada, solo le creyeron a lo que les dijo su hija.

Dean —su hermano mayor— sentía que algo estaba mal. Los últimos días Becca se había comportado extraña, como si algo la estuviese atormentando. No le preguntó nada al respecto porque no quería ser entrometido, pero con lo recién sucedido sentía que debía hablar con ella.

El castaño le preparaba una avena con frutas a la menor para llevárselo a su habitación, pero antes de poder hacerlo, el timbre de la casa sonó.

Extrañado fue a ver quien era.

Se encontró con una pelinegra, llevaba el uniforme de la academia de ballet de su hermana y traía una caja en las manos.

El joven abrió y la miró curioso. —¿Hola?

—¡Hola! ¿Qué tal? —saludó con una gran sonrisa, ofreciéndole su mano al chico.— Tu debes ser Dean. Becca me ha hablado mucho de ti.

—Sí, un gusto... —calló al no saber su nombre, y a la vez aceptando el saludo de la joven.

—Berenice, el gusto es mío. —le dio un apretón de manos todavía con una sonrisa.— Hoy no vi a Becca en los ensayos... nuestra maestra nos dijo que esta enferma, ¿crees que pueda pasar a verla?

—Ahm... no lo sé... ella no parece querer hablar con nadie. —Dean frunció el ceño dudoso ante el pedimento de la joven.

—Somos buenas amigas, de seguro no tendrá problema. —aseguró.

Dean la analizó unos segundos. No se veía mala, pero le sorprendía que Becca de pronto haya hecho una amiga en el ballet —considerando que el joven sabía lo mucho que la molestaban en ese lugar.—
No muy convencido, se movió a un lado para que la pelinegra pasara.

—Segundo piso, pasillo a la derecha. Cuando veas una puerta rosada con mariposas, tocas. Esa es su habitación. —explicó rápidamente el muchacho y Berenice asintió.— ¡Oh! Y... ¿podrías llevarle esto? No ha almorzado todavía. —dijo, entregándole el plato de avena que había preparado.

—Claro. —Berenice lo tomó y junto a su caja, subió las escaleras obedeciendo las indicaciones de Dean.

Al llegar a la puerta rosada con mariposas, rió. Era muy Becca.

a different sparkle ━━ adrien agreste/chatnoir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora