a different sparkle ━━ adrien agreste/chatnoir.

twenty nine

"Becca, me gustas... incluso más de lo que me gustaría admitir."

Aquellas palabras se repetían una y otra vez en la cabeza de la castaña, como si de una canción se tratara.

Becca se sentía como el mismísimo sol. Brillante y fuerte, y todo se debía al muchacho de ojos verdes.

Jamás creyó que su estado de ánimo dependería de un chico, pero esta vez se trataba de Adrien. El rubio que le robó el aliento desde la primera mirada y que la había tenido en un vaivén de emociones los últimos meses.

Finalmente lo suyo se había aclarado y aunque la castaña no sabía con exactitud qué depararía entre ellos en un futuro, se sentía alegre del presente.

Ambos gustándose mutuamente, tal y como lo había deseado.

Becca observaba el camino por la ventana del auto, perdida en sus pensamientos, imaginándose a sí misma la tarde del viernes con él.

¿Qué me pondré? Se preguntó.

Mentiría si no había ideado con ese momento desde hace tiempo, pero la verdad no esperaba que sucediera, así que no sabía que hacer con exactitud.

Tiene que ser perfecto.

La voz de su padre la devolvió a tierra y la joven enseguida se dio cuenta que ya estaban frente a la academia de ballet.

Tal vez lo de obra se había acabado pero tenía que seguir asistiendo a sus clases.

Le agradeció por llevarla y se despidió del adulto con un ademán.

Mientras caminaba hacia el estudio, finalmente se quitó el tema de Adrien de la cabeza y se preguntó qué sucedería hoy en la clase.

La presentación había sido un éxito. Hubo muchos espectadores y su desempeño en el escenario resultó mejor de lo que esperaba. Seguramente recibiría felicitaciones y elogios debido a su gran trabajo y eso la emocionó bastante, tanto que se apresuró para llegar a su salón y ver a sus compañeras.

Becca podía oír los aplausos de la multitud y sentir el montón de abrazos que le dieron ese día, recordar la dicha que le ofreció el final de la obra la llevaba al mismísimo cielo.

Finalmente estaba consiguiendo todo lo que había querido.

La adolescente subió el último escalón y extendió su brazo hacia la puerta de vidrio, para jalarla hacia ella y abrirla. Todas las muchachas del lugar giraron a verla y enseguida grandes sonrisas se extendieron en sus labios.

Logró ver cómo Berenice comenzaba a aplaudir y seguido a ella sus otras amigas. En un par de segundos más, ya todas se encontraban aplaudiéndole felices y con un notable orgullo en sus miradas.

Becca no pudo evitar sonreír como una loca. Su rostro se tornó rojo y la piel se le erizó de pies a cabeza.

Por primera vez, el ambiente dentro del estudio no le resultó pesado y por un pequeño momento, sintió que desde ese día todo sería genial ahí dentro.

Hasta que llegó la señorita Jules.

Su intimidante presencia tensó a todas como de costumbre, haciéndolas posicionarse como solían hacerlo en cada clase. Becca miró de reojo a la adulta, quien miraba a todas menos a ella.