•Anécdota #7•

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Les voy a contar la primera vez que fui a casa de los Todoroki y todo lo que implicó eso. Aclaro que esto fue antes de lo del festival deportivo.

Todo empezó cuando nos dejaron un trabajo en historia del mundo (porque a parte también nos daban historia japonesa). Mi problema comenzó cuando dijeron que iba en parejas al azar.

Yo estaba como "NOooOo" por dentro porque no quería que me toque con alguien tan serio como Iida, tan callado con Koda o con quien estuviera medio enemistada como con Tsuyu (en ese tiempo) y es que me gusta divertirme mientras trabajo siempre y cuando no afecte el ritmo o calidad. 

Les recomiendo poner en su guión que en los trabajos de equipo al azar siempre les tocará con alguien que les agrade.

Estaban anunciando las parejas y yo cruzaba los dedos porque me toque con alguien con quien por lo menos haya interactuado sin problemas.

—Todoroki y Koizumi.

—¡SÍIIIIII!— Me levanté de mi pupitre alzando los brazos mega emocionada porque Shōto me cae bien.— Oh, perdón…

Todos se quedaron sacados de pedo porque claramente no estaban acostumbrados a esa reacción, sin embargo pronto se comenzaron a reír y ahí si me dio un poquito de vergüenza, o sea, hasta Tokoyami se estaba cubriendo al reír. Incluso miré a Shōto y estaba sonriendo.

Me cubrí la carita volviendo a sentarme porque obviamente no medí mis emociones.

•♡•

Quedamos en que trabajaríamos en su casa porque yo me estaba quedando en la de los Kirishima y no es muy educado llevar visita si no perteneces legítimamente a la familia.

Él me envió su dirección y nos juntamos el fin de semana.

Al llamar a la puerta pasaron unos momentos hasta que abrió Fuyumi, y gente, es hermosa. Su cabello, sus ojos, su todo.

—¿Puedo ayudarte?— Me habló toda bonita y tierna.

—Hola, vine porque Todoroki-kun y yo-

—¿Son amigos?— Me interrumpió con la carita llena de emoción.

—Eh…— Es decir, yo si lo veía como mi amigo pero no sabía qué postura tendría él al respecto.—…me agrada, pero es difícil saber si yo a él.— Le sonreí.— Debemos hacer un trabajo.

—Oh, pasa por favor, estás en tu casa.— Se hizo a un lado.—¡Shōto!— Alzó la voz un poco y a los segundos el mencionado bajo usando uno de esos suéteres de cuello alto.— ¿Por qué no me dijiste que vendría tu compañera? No preparé nada.

—Lo siento.— Se disculpó con simpleza.

—Ponte cómoda por favor.— Me sonrió.— Shōto, se amable, recuerda que es una señorita.— Y sin más se apresuró a irse hasta una puerta al final el pasillo.

Yo observé por donde se fue la albina, me parecía muy enérgica en comparación a su hermano, era adorable. Luego me giré a verlo a él y también me estaba viendo fijamente.

—Todoroki~— Le sonreí a lo diablilla.— Tu hermana es muy linda, prepárate porque me voy a casar con ella y seré tu cuñada.— Levanté el mentón orgullosa.

Él ladeó la cabeza confundido y me observó de una forma en que me quedaba claro que está chiquito.

—Pero ambas son chicas.— Lo dijo de forma inocente, está claro que nunca le enseñaron sobre nada de ello.

—Eso no importa, tú puedes enamorarte de chicos, chicas, ambos o ninguno.— Le expliqué como quien le enseña a un niño pequeño a sumar con manzanas.

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