•Anécdota #33•

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En un épico regreso voy a contarles cómo fue la situación con Katsuki después de que nos comimos hasta el alma la primera vez sin ser nada.

Chismecito del bueno en que me avergüenzo para no perder las buenas costumbres.

Por favor después finjan demencia porque me estoy humillando para compensar mi ausencia pipipi

Después de besarnos en su casa y estudiar anatomía a profundidad me regresé al dormitorio de la U.A. Si bien actué con normalidad después de lo que pasó, solo era una pantalla para no humillarme más.

Todo el camino a casa me temblaron las piernas y mi rostro estaba más rojo que nunca.

Abrí la puerta de mi dormitorio y encendí la luz, puesto que ya era de noche.

—¿Dónde estabas?— Ni bien encendí la luz, Mina lanzó la pregunta sentada en mi cama.

—¡Por All Might en moto, me asustaste mujer!— Me llevé una mano al pecho.

—Pero si te mandé un mensaje diciendo que te esperaría en tu habitación... ¿por qué traes el cabello mojado?— Preguntó curiosa.

Llevé una mano a mi cabeza automáticamente, lo que me hizo recordar con detalles lo que pasó en casa de Katsuki. Sentí mi rostro arder nuevamente.

—Fui al GYM, tomé una ducha.— Expliqué con calma, sintiéndome culpable por mentir, pero sabía que ella haría un escándalo si sabía la verdad.

Mina no preguntó más y yo tampoco le di la oportunidad, le cambié el tema a una interesante conversación sobre como convencí a Sero de comprarse una tanga de leopardo.

•♡•

No pasó mucho cuando volví a cruzarme a Katsuki. Actuamos como si nada hubiera pasado, a pesar de que me ponía muy nerviosa de solo verlo.

Él por su parte me trataba igual que siempre, ni siquiera parecía que aquella situación hubiera tenido un impacto en su vida, por lo que decidí actuar igual.

—¿Me escuchas?— Shōto pasó una mano delante de mis ojos.

Me había estado hablando, pero en una momento de la conversación vi a Katsuki en el patio a través de la ventana entrenando, y no pude evitar echar mi mente a volar. Los flashbacks puercos simplemente inundaron mi mente.

La sensación de sus labios.

Sus manos sobre mí.

O como acomodó mis piernas en sus hombros.

—Lo siento, me distraje.— Cubrí mi rostro completamente rojo con ambas manos.

—Estás rara últimamente, ¿qué ocupa tus pensamientos?— Preguntó con interés, acariciando mi espalda en un intento de reconfortarme.

Una risa nerviosa salió de mis labios, pues claramente no le iba a decir que se me estaba antojando Katsuki.

—Shōto, creo que me hicieron brujería.— Suspiré frustrada, cruzando mi mirada con la de él.

Mi lindo amigo me miró fijamente por algunos segundos mientras procesaba mi comentario.

—¿Finalmente tus traumas tercermundistas afectaron tu cordura?— Preguntó con inocencia e incluso compasión.

—¡Hey! No tengo traumas tercermundistas.— Me quejé, sin embargo no pude evitar sonreír. Todoroki alzó un ceja, lo que me hizo reír.— Bueno sí, pero no tienen que ver con esto.

—¿Quieres que te haga sentir mejor?— Preguntó acercándose un poco más a mí.

—¿Cómo?— Pregunté curiosa, pues nunca se sabía con lo que podía salir.

•Mi RD en BNHA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora