•Recopilación #12•

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Les traigo una recopilación de veces que me va a exponer y quizás les desespere un poco porque entre mi estupidez y traumas no captaba mucho. Así que aquí les van las veces en que Katsuki tuvo que dar todos los primeros pasos.

1) 

Esto ocurrió en una de las fiestas de fin de mes, esta vez el concepto era de época monárquica europea, por lo que la variedad de colores en los grandes vestidos te impactaba de sólo entrar al gimnasio perfectamente decorado con la temática correspondiente.

Yo me decidí por un vestido rojo (que por cierto me regaló Momo), con el que esperaba no caerme al ser tan amplio, y eso, combinado con mi profunda torpeza podía resultar fatal.

Estuve un rato hablando con las chicas en lo que atacábamos una de las tantas mesas de bocadillos mientras otros varios bailaban, por ejemplo Iida, que siempre hacía los mismos pasos robóticos fuese cual fuese el tipo de música.

Me había mantenido al margen de la pista de baile por el momento, pero en cuanto iniciaron a sonar los violines de 'Fairytail' de Alexander Rybak, supe que era hora de reclamar un puesto en la pista.

Busqué a mi alrededor a un posible acompañante, si no lo encontraba invitaría a bailar a alguna de las chicas, pero ciertamente se veían muy cómodas devorando unos pastelillos de limón como para tan siquiera hacerlas hablar más allá de monosílabos. Tampoco debí buscar demasiado, pues a unos diez metros di con el grupo de los chicos de la clase, entre ellos noté que Katsuki me miraba con su típico ceño fruncido, aunque parecía estar en una batalla consigo mismo sobre si moverse de aquel lugar o no.

No lo pensé dos veces y me encaminé totalmente decidida hasta ellos, o más precisamente, hacia él. Pareció sorprenderse un poco ante mi acción y desvió la mirada, aunque no pasaron más de tres segundos cuando la volvió a fijar en mí.

—¡Vamos a bailar Katsuki!— Tomé su mano libre y a penas dándole tiempo a entregarle su vaso a otro de los chicos, lo llevé conmigo hasta el centro de la pista de baile.

Él no dijo nada en realidad, se limitó a dejar en evidencia su odio hacia mi persona en ese instante reflejando su expresión de aburrimiento. Por mi parte, ubiqué una mano sobre su hombro y la que ya iba sujeta a la suya la dejé de esa forma. Al parecer no me odiaba tanto como pensé, porque me hizo el favor de no dejarme colgada y reposar su otra mano en mi cintura en lo que comenzamos a movernos al ritmo de la música.

—¿Qué pasa con esa expresión de muerto?— Reí un poco ya comenzando a molestarlo, cosa que era una de mis pasiones y talentos innatos.

—Odio esto.— Gruñó de inmediato, sin embargo su voz no era tan dura, hace tiempo que había dejado de serlo.— El baile, es una tontería.

Me limité a sonreírle dejando en claro mi diversión, un segundo más tarde hicimos uno de esos giros elegantes que hicieron que la tela de mi vestido se mueva con gracia y pomposidad.

—Pues para odiarlo lo haces bastante bien.— Le piqué un poquito a sabiendas de que el halago irremediablemente aumentaría su ego.

—Pues claro que lo hago bien, si voy a participar en esta estupidez por lo menos he de ser el mejor.— Y efectivamente su pecho se hinchó de orgullo al compás de su mentón que se elevaba.— Así que más te vale esforzarte para seguirme el paso.

—Dalo por hecho.— Asentí bastante complacida por el reto, después de todo ambos éramos unos competitivos del horror.

Nuevamente inició el coro, cosa que nos obligó a lucirnos dejando en segundo lugar a todas las otras parejas, ese era el poder de dos personas sumamente competitivas. Noté que estábamos llamando la atención, pero no le di demasiada importancia, de igual forma ambos teníamos cierto reconocimiento dentro y fuera de la U.A, solo esperaba que sus fans no planearan alguna jugarreta nuevamente.

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