•Anécdota #24•

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Hoy voy a contarles sobre la clase de educación sexual durante el primer año, fue memorable. Izuku casi nos dio un infarto juju

Siempre pensé que era una gran inmadurez reírse durante las clases de educación sexual, pero claramente no estaba preparada para vivir ese tema junto a la clase.

La persona encargada de informar sobre el tema fue Midnight durante la segunda mitad del primer año. Estaba hablando de los cambios físicos que se experimentaban a nuestra edad.

—Los chicos por lo general comienzan a oler más fuerte, así que recuerden tener una buena higiene.— Informó la heroína.

—Psst, Sero.— Denki se acercó a él.— ¿A qué huelo? ¿Es cierto?— Levantó el brazo.

Yo pensé que no habría forma de que en serio acceda a olerle la axila, ¡PERO LO HIZO!

—Hueles a chivo.— Hanta hizo carita de asco.

Perdonen pero me salió la risa nasal.

—No puede estar tan mal, a ver tú.— Se acercó a la axila del contrario.— Hueles al baño luego de que pasa Tokoyami.

—Es tu rencor hablando, Kirishima, te toca.— Ahora ambos fueron a oler sus axilas.

—¿Por qué son tan raros?— Suspiró Tsuyu resignada.

—Por eso soy lesbiana.— Se sumó Jirō.

La mayoría de los chicos comenzaron a olerse como perros, las chicas les miraban asqueadas y yo no podía con la risa.

—Oigan, pero Bakugo-san huele dulce.— Intervino Momo de repente.

—Es cierto, su aroma es el del azúcar confitada.— Asintió Uraraka.

—¿¡Qué se meten ustedes!?— Se quejó el involucrado.

—En este caso Bakugo sería la excepción debido a su kosei.— Explicó la adulta con suma paciencia.

—¿¡Me está diciendo que Bakugo jamás olerá a culo!?— Denki llevó una mano a su pecho.— Dios tiene a sus favoritos, si fueras una chica saldría contigo- ¡un momento! Yo puedo ser tu chica.— Le guiñó y lanzó un besito 

Katsuki hizo un gesto de asco que hizo reír a todos, ya ni siquiera tenía esperanza con amenazarlo porque sabía que no servía de nada con él.

—¡Diga algo de las chicas Midnight-sensei!— Estaba más que claro que Mineta estaba en su salsa.

—A las señoritas les crecen las mamas y se amplían las caderas para estar listas en un futuro posible parto.— Hizo caso al pedido.

Mineta se derritió en su asiento sumamente feliz con la información y todas rodamos los ojos, incluso la profesora.

Denki se giró súbitamente hacia mí.

—No.— Contesté antes de que pueda abrir la boca siquiera.

—¡Aún no digo nada!

—No a todo.

—Rayos.— Se giró a ver a Mina con una sonrisa.

—Ni lo sueñes.

—Ouh.— Se sentó correctamente otra vez.

Midnight siguió con la clase de forma tranquila por un rato hasta que llegó la parte preferida de la uva podrida.

—¿Algún voluntario o voluntaria?— Pidió la mujer.

Ahora era el momento en que había un pene de madera sobre la mesa y una caja de preservativos a un lado. De la parte teórica pasamos rápidamente a la práctica.

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