•Recopilación #11•

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Finalmente dejaré de esquivar el tema y les contaré cosas que estaban esperando (hablo de ustedes mis puercas hermosas), así que voy a exponerme mucho y espero que ustedes entren en pánico conmigo en estas situaciones. 

Iniciaré dando el contexto. 

Luego de aquella vez donde Katsuki y yo nos besamos por primera vez, digamos que nos saltamos todos los pasos y también nos fuimos a su habitación a estudiar anatomía. Eso no nos convirtió en pareja o algo así porque una vez en que la clase hablaba de cierto tema, dije frente a todos que besar o coger con alguien no significaba tener sentimientos románticos de por medio. Así que luego de ese día ninguno de los dos mencionó nada al respecto e hicimos como si nada pasó.

Salvo porque ocurrió una segunda vez, una tercera y sin quererlo se podría decir que nos volvimos amigos con ventaja o algo así. Básicamente se volvió algo de casi todos los días.

Un detalle importante es que obviamente no quisimos mencionarlo con nadie, ni siquiera se lo dije a Mina. Disimulamos frente a los demás porque ya habrán notado que todos son bien chismosos y no suelen ser de mente muy abierta, así que queríamos evitarnos los problemas.

Así que aquí les va una recopilación de veces en que casi nos pillan. No daré todos los detalles pero si van a obtener conclusiones muy acertadas.

1) SospeShōto 

En esta ocasión nos encontrábamos en mi habitación, Bakugo había llegado de sorpresa y cuando le puso seguro a la puerta fue obvio que iba con un objetivo en mente. ¿Saben eso de que es lindo que te pregunten en el proceso si se siente bien? Bueno, a veces no sabía si lo preguntaba en serio o se estaba burlando de mí, porque el hecho de que tuviera que morder algo para no hacer ruido me parecía ya bastante respuesta.

—¿Se siente bien?— Se detuvo a preguntar sin dejar de sostener mis manos contra la almohada.

Y justo mientras pensaba que quizás intentaba acabar con mi orgullo, el pomo de la puerta se sacudió indicando que intentaban abrir. Ambos nos giramos súbitamente.

—¿Pequitas?— Se escuchó desde el pasillo.

Como si una fuerza sobrenatural tomara posesión de mí aparté a Katsuki de encima como si pesara lo que una pluma y comenzamos a comunicarnos con la mirada.

—¿Si?— Contesté.

—Vengo junto a Todoroki-kun.— Anunció.— ¿Por qué está cerrado?

En realidad si era una buena pregunta porque yo jamás de los jamases ponía seguro, mi habitación era más bien de dominio público. Toda la clase iba cuando se le daba la gana.

—Es que me estoy cambiando.— Rápidamente comencé a vestirme.

—Oh, está bien, esperaremos.

Katsuki me hacía gestos de que los haga irse y yo negaba mientras reunía todo lo que pudiese delatarnos.

—Diles que se vayan.— Me susurró de forma más bien graciosa, aunque en ese momento estaba más nerviosa que nada.

—Abajo, abajo.— Ni siquiera pude pensarlo demasiado antes de hacerlo meterse bajo la cama junto a toda la ropa, ya que él con suerte y alcanzó a ponerse la ropa interior.

Luego simplemente le quité el seguro a la puerta y ellos entraron. Yo me apresuré a volver junto a la cama como si eso automáticamente creara un campo de fuerza que les impidiese avanzar más.

—Nos preguntamos si de casualidad has visto a Kacchan, quedamos en ir a entrenar todos juntos hace una hora y no ha aparecido.— Izuku habló con toda su inocencia de siempre.

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