CAPITULO 17

37 4 1
                                    

-¡mami no quiero ayúdame!-dijo forcejeando, no quería entrar al carruaje que lo llevaría lejos, la mujer con el corazón roto sólo miraba como su hijo era subido a la fuerza por alba y unos hombres más.

-¡MI VIDA RECUERDA LO QUE PROMETIMOS Y NO ME OLVIDES!-grito llorando, Yannick continuaba forcejeando mientras lloraba amargamente, alba sujeto fuertemente del brazo al omega y los hombres tomaron sus piernas y metiéndole con brusquedad al fin.

La puerta fue cerrada desde afuera evitando que el omega saliera y las ventanas eran demasiado pequeñas para cruzarlas, Yannick llorando miró como el carruaje avanzaba y cada vez más lejano se veía la residencia Rosa, tomó a su hijo que lloraba recostado en uno de los asientos y comenzó a arrullarlo.

Aquella mañana había sido la peor para Yannick, los rayos de sol apenas iluminaban el largo camino que recorrería sólo junto a su indefenso bebé a un destino totalmente incierto.

[.....]

-joven omega, descansará aquí-informo el chófer de tal carruaje, Yannick al fin salió y miró en frente una choza deteriorada con una tenue luz que salía por la ventana.

-¿aquí?-dijo sosteniendo a su bebé entre las sábanas de seda.

-si mañana a primera hora al cruzar la frontera seremos escoltados por militares imperiales, los siguientes días no pararemos y esta es su última noche para descansar adecuadamente-informo el hombre abriendo la puerta de tal choza dejando entrar al joven, Yannick sin opción entro con su bebé y comenzó a mirar las dos pequeñas habitaciones, una de ellas tenía una silla y una mesa apolilladas, miró la otra habitación y está solo era un enorme cojín y una sabana.

Suspirando Yannick soltó su larga cabellera y camino hasta el cojín, recostó a su amado hijo dejándolo dormir tranquilo.

-yo estaré afuera cuidando de usted, duerma tranquilo, buenas noches-se despidió el hombre saliendo de la humildad casa cerrando la puerta y asegurándola.

Por más amabilidad que le brinden, el omega se sentía como un prisionero.

Soportando las lágrimas se quito la primera capa de su falda, desajusto el corsé, libero sus pies de los zapatos y se recostó junto a su bebé apagando aquella tenue luz.

[....]

-¡joven Yannick es hora! -aviso el hombre aun fuera de la casa, el omega despertó de la impresión pero captó rápidamente la situación.

Con velocidad se ajusto la falda y el corsé, se puso sus zapatos, sujeto nuevamente su cabello y tomó a su hijo que lloraba por tal ruido, el omega salió del lugar para adentrarse con ayuda del varón al carruaje y emprendieron camino, el cielo continuaba un poco oscuro.

Tras 30 minutos de camino el carruaje se detuvo, Yannick se asomo por las ventanas y miró como una docena de jinetes los habían rodeado, supuso que eran los guardias ya que todos estaban uniformados.

Su puerta de jalón fue abierta por un hombre desconocido, el omega asustado abrazo más a su hijo, el hombre se metió al carruaje y tomó al omega de uno de sus brazos tironeándolo y obligándolo a salir.

-¡no! ¡Espere!-exclamó pero fue en vano ya que estaba afuera del carruaje, con inquietud miró a los hombres que continuaban sobre sus enormes caballos y clavaba su mirada sobre el.

Aquel hombre que lo había sacado se alejo y volvió con un par de sacos-ponte esto-ordenó lanzando le los sacos, Yannick temeroso los dejó caer al suelo pero por miedo se agachó y con la dificultad de solo utilizar una mano abrió el primero, era ropa para bebe, abrió el otro y era ropa para el, ambos eran ropas de baja calidad.

-vístete-ordenó el hombre jalando la manga de su vestido desgarrando la fina prenda.

-no me pondré esto-reclamo Yannick mirando directo a los ojos al soldado-nuestro ropaje esta bien.

-¡pontelo!-grito el hombre causando que el pequeño asher soltara el llanto, pero Yannick no daría tan fácil su mano a torcer y continuó negándose, el militar alterado levantó su mano y a punto de golpear al omega el chófer intervino.

-caballero, yo lo convenceré, por favor no lleguemos a estos extremos-dijo interponiendo se entre el omega y el soldado, Yannick miró al chófer y este también tenía ropas muy distintas a las de él día anterior.

-haz que se vista ahora-ordenó el militar y el chófer asintió desenfrenado y se giro para encarar al omega.

-por favor joven Yannick colóquese estas prendas-pidió amablemente, pero el omega negó con la cabeza-omega esto es para evitar asaltos en el camino, si vestimos de esta manera no correremos peligro.

-¿esto es por seguridad?-preguntó mirando los costales que estaban en el suelo.

-si joven Yannick, es para tener seguridad-mintió el chófer, el omega con desconfianza tomó los dos costales y se giro para adentrarse a la carroza-no, joven Yannick debe de cambiarse aquí afuera-detuvo el hombre al omega.

-¡no! ¡suéltame!-dijo tratando de liberarse del agarre del chófer.

-por favor omega será rápido-rogó impidiendo que Yannick entrará.

-maldición-exclamó queriendo soltar lágrimas del enojo que sentía, entrego a su bebé al chófer y este lo recibió, Yannick con prisa se comenzó a desajustar todo el vestido, rápidamente se quito cada prenda dejándose ver al desnudo por las morbosas miradas que le daban los militares del imperio, se coloco las humildes prendas muy enojado.

Tomó su fina falda y la tendió en el suelo, recibió a su bebé y lo recostó sobre la suave tela para comenzar a vestirlo, quito ese fino mameluco, remplazado por un mameluco que ni se le acercaba a la calidad del anterior.

Vestidos con aquella prendas se levantó con su bebé y miró al militar que lo había estado molestando-estoy listo.

El hombre no respondió nada y solamente le dio la espalda, Yannick subió al fin a la carroza después de tal humillante acto y por fin comenzaron a andar.

El Harem De La Duqueza GirardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora