CAPITULO 15

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El sol estaba saliendo pero Alba no pudo dormir, el bebé era callado casi no lloraba pero la simple presencia del niño la abrumaba hasta quitarle el sueño.

-alba la sirvienta ha preparado tu baño, levántate y dúchate-dijo Yannick suavemente abriendo el dosel dejando entrar los tiernos rayos de sol, la mujer miró mal al omega que parecía fresco al igual que el rocío, mientras ella era un vegetal podri...

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-alba la sirvienta ha preparado tu baño, levántate y dúchate-dijo Yannick suavemente abriendo el dosel dejando entrar los tiernos rayos de sol, la mujer miró mal al omega que parecía fresco al igual que el rocío, mientras ella era un vegetal podrido, con mala cara se logró sentarse en la cama y siguió con la mirada a su joven pareja que se subía a la enorme cama para tomar al niño que se quejaba.

-¿cuál crees que será el mejor nombre para nuestro hijo?-preguntó Yannick mirando a su retoño que abría un poco sus ojos para volverlos a cerrar, el omega era tan feliz, se sentía pleno, tenia a su hijo que tanto había deseado y la compañía de alba, el corazón del joven soñador se aceleró tras esos segundos de silencio y se atrevió a mirar a la alfa.

-no me interesa, esa cosa no la desee, no es mi hijo-dijo con un rostro de asco total poniéndose de pie y entrando al baño.

Yannick sintió una punzada en su pecho, le dolió tanto el rechazo que estuvo a punto de llorar, la sirvienta se acercó al omega y le dio un vaso con agua-tranquilícese llorar solo hará que el bebé también lo haga-dijo tratando de consolar al omega, ella que estaba del otro lado de la habitación y pudo sentir las heladas palabras de la alfa.

-g-gracias-dijo tratando de pasar el nudo que tenía en la garganta.

-¡enhorabuena, festejemos por esta nueva pareja! ¡Dios a bendecido esta unión!-dijo feliz el cura y todos en la iglesia aplaudieron con sonrisas, pero la duquesa se sentía infeliz, miró a todos los presentes y con una fingida alegría salió de la casa de Dios tironeando sutilmente a Yannick que confundido le trataba de seguir el paso pero su pesado vestido y largo velo se le dificultaba.

Ambos subieron a la carroza especial y por fin alba dejó de sonreír, la nana del pequeño estaba ahí y le entregó al niño al omega que triste lo recibió entre sus brazos.

Había fantaseado tanto el omega con el momento de su boda cuando era un niño para que todo resultará tan vacío, por dentro la poca empatía de la Duquesa le hacía sentir inseguro, temía por el y su bebé.

-¿como se llamara el señorito amo Yannick?-preguntó la nana tratando de que el omega dejara esa mirada cristalina.

-Asher... Mi hombrecito feliz-dijo acercando mas al niño a su pecho dándole protección de aquella mirada que los fulminaba.

-¡vaya que lindo nombre!-aplaudió entusiasmada la nana, sin pensarlo pregunto-¿a usted que le parece honorable duquesa?

-horrible como su existencia.

Y ahí termino la conversación por casi 20 minutos, la nana estaba tan aterrada por las frías palabras con las que se dirigió Alba, Yannick soltó un par de lágrimas pero seguía firme sosteniendo a Asher.

Al fin llegaron y alba fue al gran salón del palacio tras un acto público fue premiada como ministro de Guerra y heroína del Reino.

Un banquete fue ofrecido a honor de la Duquesa y esa misma noche fueron a dormir a su nueva residencia, la segunda más lujosa en el reino.

-no dormirás conmigo-dijo la mujer dándole la espalda al omega y cerrando la puerta en su cara, el mayordomo un poco cohibido por la actitud de Alba guio al omega a otra cómoda habitación, esta tenía un balcón que daba al bello jardín, una silla mecedora donde podría sentarse con su pequeño mirando el paisaje.

El bebé se quejo, necesitaba descansar de los brazos de su madre, el omega de inmediato camino a la cama y lo recostó suave, tratándolo cuán pétalo de rosa, el mayordomo miró desde el umbral al joven y esa aura tan melancólica le cautivo su anciano corazón, esa escena le trajo tan bellos recuerdos de cuando tenía una familia.

-pido permiso para marcharme-dijo el anciano y el omega aceptó con la cabeza, el niño se tranquilizó y Yannick se recostó a su lado sintiendo ese calor incondicional.

Era una nueva mañana, Yannick se coloco un bello vestido azul pastel, recogió en media coleta su largo cabello rubio y tomó a su hijo entre brazos, vistió al recién nacido con un tierno mameluco del mismo color que su ropa, ambos vestidos a juego salieron de la habitación y bajaron dándole los buenos días a cada persona que se encontraba en el camino y estos muy alegres le respondían.

Llegaron al comedor y tomaron asiento a un costado de la silla central, Asher se movía un poco soltando quejidos, su nana se acercó a ellos pero estaban confundidos, el bebé recién se había alimentado, había evacuado tiempo atrás y sacó el aire con excelencia.

De pronto la alfa hizo acto de presencia en el lugar, ordenó con frialdad a la servidumbre su desayuno, miró de reojo y con desdén a su pareja, quien estaba ocupado mirando al pequeño niño.

Asher al sentir la presencia de su madre alfa se quedó quieto y abrió unos segundos sus ojitos negros tratando de encontrar a la mujer.

-oh! El pequeño abrió sus ojos~-dijo con felicidad la nana, Yannick sonrió enternecido besando suavemente la frente de su hijo, mientras que a Alba le dio tal repulsión que decido no mirar más.

-¡duquesa Alba el rey pide audiencia de urgencia!-interrumpió un joven mayordomo, corrió entregando el papiro a la alfa, la mujer lo abrió y leyó con rapidez.

Suspiro tocándose la cabeza y rascándose su ahora corto cabello, miró a Yannick que este se veía angustiado-sube a tu habitación y no salgas, nadie entra o sale de esta casa, bloqueen las ventanas y puertas hasta que yo llegue-ordenó saliendo del comedor, todos atendieron las ordenes y la nana junto a Yannick subieron a resguardarse.

Alba tomó las riendas de su corcel pura sangre y emprendió rápidamente un viaje al castillo.

El Harem De La Duqueza GirardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora