El Harem De La Duqueza Girard

CAPITULO 19

-el príncipe heredero es muy exigente cuando se trata de polvo, tienes que tener especial atención es eso, también es muy desordenado, cuando escribe mancha de tinta el escritorio, son manchas difíciles de quitar, cuando esta ebrio suele ser violento y puede vomitar muchas cosas, te cuidado con su temperamento y no le lastimes el ego-menciono y se adentraron a una gran habitación, era tres veces más grande que su habitación en la residencia rosa.

Husmeó rápidamente con la mirada la enorme habitación y la sirvienta lo sacó de ahí guiándolo a un pequeño cuarto al final del pasillo, ese lugar tenía varios productos de limpieza, le dio la llave y sin más lo dejó hacer lo que ahora sería su trabajo.

Yannick tomó algunas cosas y camino hacia la habitación del príncipe heredero, con cuidado comenzó a sacudir y limpiar los finos muebles de terciopelo.

Se acercó a la gran cama y tomó las sábanas mirando peculiares manchas y extraños olores propios del coito, sonrojado comenzó a quitar las sábanas.

Y al darse vuelta el dueño de esa habitación entró por la puerta-majestad-saludo Yannick reverenciándolo tímidamente, el alfa lo miró de manera despectiva al omega y no respondió nada y camino al sillón sentándose desinteresado.

Yannick coloco las sábanas en un cesto, después comenzó a recoger varias prendas del suelo.

Estiró su mano debajo de la cama y algo suave tocó, curioso sacó aquello dándose cuenta de que era una llamativa prenda íntima, con sorpresa la soltó.

-jajajaja-se rio el joven heredero mirando como al omega que le daba la espalda-¿es la primera vez que miras lencería?-preguntó burlón.

Yannick no respondió nada y continuó dándole la espalda al hombre, este interesado en el joven se levantó de su lugar y camino deteniéndose frente al omega-¿tu eres el omega más atractivo del reino? Se nota que son gente carente para considerarte el más bello, tal vez por eso tu esposa te dejó.

Y lo último dicho por el heredero le corto la respiración al tierno omega, había tocado sus inseguridades con sólo 4 palabras "tu esposa te dejó".

-¡no! Ella me ama, bueno... Eso fue lo que me dijo-hablo levantando su mirada encontrándose con la de su majestad.

-¡Yannick!-entró la dulce pelirroja a la habitación con su bebé que lloraba desconsolado, el nombrado se levantó y se acercó a la mujer que apenada miraba a su majestad por tal intromisión-el pequeño no deja de llorar, no se que le sucede.

Yannick tomó a su hijo entre brazos y comenzó a mecerlo, el niño reconoció a su madre calmándose rápidamente-al parecer aún no se acostumbra.

-tu pelirroja larga te de aquí-ordenó Otto señalando a la mujer que obedeció, Yannick encaró al alfa con su hijo entre las sábanas finas.

-lo siento pero mi hijo...-y fue interrumpido por el heredero de ojos azules.

-¿este bebe es el heredero de Girard? -preguntó acercándose a la madre e hijo y mirando al retoño entre las sábanas de seda.

-si.

-que miserable se ve el pequeño duque Girard-mencionó con cierta repulsión hacia la criatura y sin más se marchó de la habitación.

-señora tiene 4 días sin dormir por favor valla a descansar-menciono uno de los mayordomos que estaban al servicio de Alba.

-¡no! ¡algo me ocultan esos desgraciados!-grito soltando se del agarre del hombre para seguir sentada en aquella silla mirando los documentos buscando.

Hace 4 días se paseaba por la residencia de la monarquía y escucho accidentalmente a Eva y Gregorio.

-¿que haremos si nos descubre? ¡Correrá peligro tu reinado y tu vida!-mencionó asustada Eva mirando al joven rey que sereno bebía vino en aquella habitación.

-no lo hará, y además si mi hermanito logra cumplir con el plan ella no podrá hacer nada, tendremos el apoyo de un imperio respaldando la corona como siempre lo ha hecho-aseguró el joven Gregorio mirando a la mujer-yo conozco a esa alfa, se cree muy lista pero lo único que logro al enviar a Yannick fue encender mi furia y respaldar mi poder.

-¿ya le haz escrito a mi hijo?-preguntó Eva sentándose al lado del rey.

-si y le he dejado muy en claro la situación y la importancia que tiene allá-declaró el alfa dando el último sorbo a su jugoso vino-Girard no logrará nada, el futuro no está escrito en piedra.

Esas palabras calaron fuerte en la mente de Alba, corrió directo a su casa pensando en lo dicho por el hombre, sin más entró a la biblioteca y comenzó a leer varios documentos pero aún no encontraba nada y sin la ayuda de su amigo Román estaba estancada.

Desesperada por una respuesta decidió salir a la calle, sin ningún plan camino por la enorme ciudad, el cielo estaba oscuro y la lluvia comenzó arrasando inmediatamente.

La alfa no tuvo más que buscar resguardo en un cabaret, el ambiente dentro era demasiado alegre, música y risas llenaban el lugar bien iluminado con olor repugnante.

Alba camino entre la gente evitando que la tocarán, sin mas se acercó a la barra pidiendo un fuerte trago.

-aquí tiene-menciono el hombre entregándole la bebida y la miró sola-oye no quieres compañía, las mejores chicas trabajan aquí.

-no quiero esas asquerosas conmigo-respondió con asco total y el hombre rio, alba miró al joven-¿de que te ríes? Acaso no sabes quien soy.

-lo sé muy bien duquesa Girard-respondió el joven mirándola directamente a los ojos intensamente.

-¿y que pretendes mirándome de esa manera?-preguntó rompiendo contacto visual con el joven.

-tranquila alfa, soy un hombre beta y mi nombre es David-menciono con una gran sonrisa, la alfa aun seria bebió del vaso restándole importancia.

-no eres de aquí ¿cierto?.

-¡valla! Ese intelecto es tan sorprendente por eso eres una buena estratega-alabó el joven David-es cierto vengo del imperio.

-¿que hiciste para que te expulsaran?-interrogó la duquesa mirando con dureza al chico.

-umm... Creo que no es lugar para decírtelo.