CAPITULO 11

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-estamos reunidos aquí para despedirnos de unas muy queridas personas-dijo el padre anciano, todos en la iglesia estaban vestidos de negro, muchos llorando y afligidos por la pérdida-pero les aseguro que el señor tendrá estas dos jóvenes almas en su rebaño, el señorito Milo Girard y la señorita Adeline Girard le ofrecemos esta misa para que ambos entren al reino de los cielos mientras oramos por la pronta recuperación del omega Yannick, levantemos nuestros corazones y llenemoslos de fe.

La alfa estaba furiosa y entristecida, lo único que dejó su primer amor le fue arrebatado violentamente, ella castigará al culpable y esa era su meta a cumplir.

-lamento mucho su perdida y espero que su prometido se recupere-dijo una viejecilla a la alfa, esta con el corazón destrozado le agradeció a la mujer y fue a ver las ahora lápidas de sus hijos, todos se estaban marchando del cementerio, pero ella se congeló, solo dejó a sus hijos unas horas y fue lo suficiente para condenarlos a muerte, en el ataque murieron sirvientas, la nana y sus hijos.

Aquellos asesinos eran muy hábiles, casi sobrehumano era su habilidad, a las mujeres les cortaron las gargantas de un tajo, tomaron a Yannick, le arrebataron a los niños y a los inocentes de rompieron el cuello matandolos instantáneamente.

Yannick estaba vivo de milagro, aunque recibió 30 puñaladas el la espalda, pecho y piernas aún logró sobrevivir hasta ahora, ya habían pasado 3 días del siniestro y verlo luchar por su vida era un calvario para la alfa que ahora era lo único que tenía.

Lloro más nuevamente y su buen amigo Román la tomó y le ayudó a levantarse y justos caminaron a la carroza que los llevaría a la honorable casa Girard.

-¿como esta doctor?-preguntó Alba, ambos estaban afuera de la habitación principal

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-¿como esta doctor?-preguntó Alba, ambos estaban afuera de la habitación principal.

-resistiendo... en algunas heridas persiste el sangrado, pero casi todas les ha parado la hemorragia-dijo soltando un suspiro y mirando su cuaderno-su dieta será la misma, debe tomar muchos líquidos y no levantarse para nada, no forzarlo a hablar ni menos a darle peso emocional, cambiar su vendaje cada día y revisarlo constantemente ya que no esta fuera de peligro.

-¿una recomendación?-preguntó la alfa con decepción mirando el piso.

-rezarle a todos los dioses que existan-y sin más el doctor se marchó dejando sola a la duquesa, esta con un suspiro entró y vio postrado al omega agonizante, eso causó tanta impotencia en su corazón como nunca antes.

Con pasos lentos se acercó a la cama y miró el rostro del joven, este apretaba sus ojos y lágrimas salían de aquellos párpados, su piel tenía un grisaseo color, Alba con pena tocó aquellos finos cabellos rubios, el omega abrió sus intensos ojos mirando a la alfa.

-lo siento~ -dijo en un susurro el omega que apenas escucho alba.

-no no no digas eso fue mi culpa...-susurro alba al oído del omega-no actúe, pensé que un muro los protegería, pero me equivoque, disculpame, estoy segura que quisiste proteger a los niños, solo recuperate y sigue a mi lado... - rogó alba acariciando los cabellos del omega, este solo soltó unas pequeñas lágrimas y volvió a cerrar sus ojos para continuar durmiendo ya que el simple hecho de abrir sus párpados le era una tarea desgastante.

Así pasaron semanas, el omega poco a poco mostraba mejorías, ahora era capaz de sentarse y comer algo de sólidos, todavía no se podían marchar de esa casa aunque estuviera casi vacía, Alba cada día estaba más nerviosa por la idea de un nuevo ataque, pero su suegra la señora Eva llegó al lugar y atiende personalmente al omega y eso tranquilizó a la alfa.

-alba tengo algunas pistas-dijo Román entrando a el despacho de la mencionada, sacó de su bolso una pequeña medalla y se la entregó-fue encontrada a 10 metros del muro cerca de un árbol con ramas y rastros de raspaduras.

-¿y esto que tiene que ver?-preguntó frustrada, alba se sentía atormentada mental y sexualmente, ese tiempo que pasaba junto al omega le hizo sentir atracción, pero Yannick no podía mantener una relación sexual por sus condiciones y eso la ponía cada vez más irritable.

-mi teoría es que estuvieron acechando desde los árboles la residencia ya que hay desgaste de este y otros 3 más que están en puntos específicos para mirar mejor el jardín-informo sentándose en una silla enfrente de la alfa-no se si los robos al otro lado de la provincia fueron una distracción o fue pura casualidad, pero esto fue calculado.

-gracias, continúa investigando-dijo mirando aquella medalla e inmediatamente recuerdos del asesino de su primer amor llegaron a su mente, aquella tenía las mismas líneas que se cruzaban entre sí haciendo una red por toda la medalla.

-aún investigó el significado de esto, pero es algo fuera del reino de eso estoy seguro-dijo Román mirando a la alfa en shock-¿que sucede?

-no es la primera vez que veo esto-alba respondió soltando un suspiro y presionando sus sienes por un dolor repentino de cabeza-largate y ordena a alguna sirvienta que prepare mis alimentos y los lleve a la habitación-sin mas se levanto y caminó directamente a sus apocentos, al entrar fue recibida por una preciosa risa.

Miró a Yannick y la señora Eva que hablaban animadamente, el joven omega aún tenía vendajes y no se podía levantar pero de a poco su vitalidad regresaba.

-duquesa Girard que hace aquí tan temprano?-preguntó Eva mirando a la alfa que de a poco se acercaba y se re costaba en la cama sin pena alguna.

-descansar... pues recuerde que estoy en mi casa y usted es mi invitada-dijo aflojando su corbata y lanzando la lejos de la cama.

-jajaja tan esperada esa respuesta-mencionó Eva riéndose-duquesa Girard ¿qué le parece la idea de un bebé?

-madre-reprocho Yannick incómodo ante la pregunta, sabía que a la alfa aún le dolía la pérdida de los mellizos, esta angustiado por la reacción ya que justo ahora estaba en sus tres meses de gestación.

-Eva aún no estoy lista para asumir paternidad de un bebé, tan pronto como en estado físico de Yannick junto al equilibrio del reino, lo tomaré en consideración-finalizó estirando sus piernas y rascándose la barriga llena de pereza, una sirvienta entró con los alimentos de la alfa y está cuando estaba a punto de darle el primer bocado fue interrumpida.

-el castillo mandó una alerta, estamos en guerra-grito Román a la habitación dejando a todos en un shock.

El Harem De La Duqueza GirardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora