Cucharas, cuchillos, tenedores... Abría cajones sin encontrar la sartén, el vapor de la cocina me hacía sudar y estaba agotado. La encontré y empecé a cocinar lo que ponía en la nota de la enciemera. -Ensalada variada. Mesa 13- Tanto buscar la sartén y es una ensalada. La vuelvo a guardar y saco todos los ingredientes.
Al acabar pongo una pizca de sal y salgo por la puerta de la cocina. Llego a la mesa 13 y espera una chica de unos 19 años, con pelo castaño claro. Me mira y veo sus ojos grises brillantes. Sonríe y dejo el plato delante suyo con un vaso de cristal al lado.
- ¿Algo de beber?- Pregunto formalmente disimulando mi rubor.
- Agua. Gracias.- Su voz es suave y a la vez cortante y fría. Le pongo agua en el vaso hasta una altura media y dejo la botella al lado de una servilleta.
Miro la mesa y veo que hay dos sillas, pero solo está ella. ¿Esperará a alguien? Ojalá que no tenga novio, me encantaría que estuviera soltera.
Me doy la vuelta para irme a la cocina pero su voz me detiene.
- Espere.- Me giro y me mira con timidez. - ¿Dónde están los servicios?
- Al fondo a la derecha.- Sonrío y apunto hacia un pasillo detrás de las mesas. Se levanta y va hacia allí.
Vuelvo a ma cocina y mis compañeros siguen trabajando, los murmuros de las personas detrás de las puertas invaden todo el silencio, pero aún así mi mente sigue recordando esa dulce voz que acabo de escuchar. Salgo de la cocina rápidamente y me dirijo al servicio de hombres. Entro y veo una pequeña ventanilla demasiado arriba que da a los baños de mujeres.
Me subo encima de los lavabos y menos mal que no había nadie, si no parecería un violador. -Lo eres- Cállate consciencia. Me di un pequeño golpe en la frente para dejar de pensar eso. Abro la ventanilla y no veo a nadie. Espero un rato, oigo la cadena y veo abrirse una puerta de los lavavos. Es ella.
Mis pupilas se dilatan, mis ojos azules se vuelven casi negros y mi respiración empieza a agitarse. Camina hacia el espejo y saca del bolso maquillaje. Empieza a ponerse rimel en las pestañas y a continuación pintalabios color rosa suave, se lo pasa por los labios varias veces y después los aprieta para extenderlo. Maldita sea, me encantaría besar esos labios. Mete el maquillaje en el bolso y sale por la puerta.
Doy un fuerte suspiro y me bajo de los lavabos. Me miro al espejo, aliso mi traje y peino mis rubios y alborotados cabellos hacia arriba.
-Esto es obsesión, demasiada.-
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Obsession
RomanceNick Harper, un chico de 20 años que trabaja en un restaurante en California conoce a Sophie Williams, una clienta que será habitual en su trabajo y en su mente. Hasta llegar a un punto obsesivo