Cuenta la leyenda que cuando el Hijo de Adán en carne y hueso, en el trono de Cair Paravel esté sentado, los malos tiempos habrán acabado.
Para la paz poder conservar, el alma más pura una naturaleza especial tendrá. Su grito será tan potente que d...
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- ¡Peter se dispone a eliminar de nuevo al bateador!
Danielle escuchó a Peter y seguidamente un quejido de Edmund. Llevaba días con la cabeza perdida, soñando despierto. Parecía que era la única que se había dado cuenta del por qué. Ahora se encontraba en el punto de partida, intentando volver a limar las perezas de los hermanos, pero Lucy se encontraba reacia a cualquier tipo de contacto con sus hermanos, aunque por mucho que se hiciese la dura no podía aguantar mucho tiempo. Ambas se encontraban leyendo uno de sus libros favoritos bajo un árbol, mientras Susan, Peter y Edmund jugaban al béisbol.
- ¿Por qué no volvemos a jugar al escondite? -se quejó Edmund.
- ¿No decías que era un juego de niños? -vaciló Peter.
- Además, así nos da un poco el aire. - sonrió Susan a su hermano pequeño.
- ¡Como si dentro no hubiese aire! -le contestó de mala gana de vuelta.
Lucy y Danielle giraron la cabeza como acto reflejo al escuchar el sonido de un vidrio romperse. Edmund y Peter habían roto una ventana con la pelota. ¡La señora Macready se iba a poner furiosa! A Danielle no le pasó desapercibida la pequeña sonrisa de Lucy. El primero en correr hacia el lugar de los hechos fue Peter, aunque rápidamente los otros cuatro le siguieron. Una armadura. Habían roto una armadura.
- La señora Macready os pateará el trasero cuando vea esto -comentó entre preocupada y divertida Danielle.- ¿Sabéis cómo de antigua era? Oh dios, lo siento por vosotros.
- Bien, genial Ed -dijo Peter más asustado que enfadado.
- ¡La has lanzado tú! -se defendió el de ojos oscuros.
- ¡Macready! -dijo Susan cuando se escuchó la voz de la ama de llaves del profesor de fondo quejarse de los ruidos.
Los niños salieron corriendo de la sala, no queriendo ser atrapados en el lugar de los hechos. Tuvieron que recular y cambiar de pasillo varias veces al escuchar los pasos de la señora Macready, siendo realmente guiados por Danielle que buscaba un buen escondite para todos. Finalmente, después de bajar y subir escaleras un par de veces más, Edmund abrió la puerta de una habitación y entraron todos en ella. Le vieron correr hacia el armario y abrir la puerta de este.
- ¡Venga!
- Supongo que estarás de broma -dijo Susan negándose a entrar.
Unos pasos acercándose fue todo lo que necesitaron los hermanos y Danielle para entrar dentro del armario sin siquiera dudar.
