Cuenta la leyenda que cuando el Hijo de Adán en carne y hueso, en el trono de Cair Paravel esté sentado, los malos tiempos habrán acabado.
Para la paz poder conservar, el alma más pura una naturaleza especial tendrá. Su grito será tan potente que d...
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Los siguientes días pasaron tranquilos, los hermanos Pevensie y la banshee practicaban sus habilidades con las armas. A Edmund le enseñaron a montar a caballo y a manejar una espada. Susan ya era toda una maestra con el arco. Al fin y al cabo, como dijo Santa Claus, no acostumbraba a fallar. Danielle y Peter siguieron desarrollando su técnica con la espada junto a Oreius, a los cuales se les sumó Edmund cuando alcanzó el nivel de los Sumos Monarcas. Lucy practicaba junto a Susan y los faunos en las dianas, pero en vez de lanzar flechas lanzaba su daga. Todo iba sobre ruedas.
Ahora mismo Danielle se encontraba dando un paseo por los alrededores del campamento junto a Aslan, el cual había solicitado su compañía. La pequeña tenía que admitir que daba igual cuantos días pasasen, siempre se sentiría algo intimidada por el león.
- Te preguntarás por qué he solicitado tu compañía. -rompió el silencio Aslan-. Quería hablar de tus orígenes.
- ¿Mis orígenes? -miró curiosa al león.
- Sí. El profesor Kirke no sabía nada de tu procedencia, así que no pudo explicártelo. Sin embargo, yo tengo la información que necesitas.
- Espero que no sonar muy maleducada, señor. -se disculpo la pelirroja-. Pero no pretendo saber nada de mi pasado.
- Eso también lo sé. Pero es necesario que sepas de donde vienes para poder dirigirte a un futuro, pequeña. -el león se sentó a las orillas de un rio-. Tu madre era una joven escocesa que cayó en brazos de un soldado inglés de la época. A pesar de que su amor era puro, tuvieron que separarse. -Danielle se sentó al lado de Aslan-. Tiempo después tu madre descubrió que había quedado embarazada. Trató de ocultarlo, pero cuando tu abuelo se enteró de que tu madre estaba en cinta y encima de un soldado inglés, su irá dio rienda suelta. Para el hombre, tu madre había manchado el honor de la familia, no podía permitir que fuese madre soltera. Nada más nacer te llevó lejos, dejándote en la puerta del profesor.
La menor seguía mirando el lago sin decir una palabra.
- No entiendo por qué me dices esto ahora. ¿Qué tiene que ver con mi futuro? -miró la niña a Aslan un poco molesta.
- Tiene mucho que ver. Tu madre es una de las criaturas más importantes que han pisado este mundo. -eso había captado la atención de la reina-. Ella era exactamente como tú lo eres ahora, llena de vida y valor.
- ¿Mi madre estuvo aquí?
- Sí. Y te ha dejado su legado, Danielle. Tu madre también era una banshee, como tú. Tus cuerdas vocales, tu garganta y tus pulmones están diseñados para emitir unas ondas sónicas muy poderosas. Estos poderes vienen de vuestros orígenes. Vuestras antepasadas eran almas en pena, mensajeras de la muerte que se aparecían a las personas para anunciar con su llantos y sus gritos la muerte de un pariente cercano. -explicó el león-. He podido observar como durante generaciones habéis ido cambiando. Ya no sois espíritus ni almas en pena. En cambio, seguís manteniendo vuestras habilidades y si consigues entender y conectar con tus poderes, serás capaz de hacer grandes cosas.
