Cuenta la leyenda que cuando el Hijo de Adán en carne y hueso, en el trono de Cair Paravel esté sentado, los malos tiempos habrán acabado.
Para la paz poder conservar, el alma más pura una naturaleza especial tendrá. Su grito será tan potente que d...
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Los cuatro hermanos salieron de la cueva mirando la preciosa playa de aguas cristalinas en la que se encontraban. No hacía falta decir nada, los cuatro lo sentían. Lucy y Susan se miraron sonriendo y salieron corriendo hacia el mar seguidas por sus hermanos.
- ¡Qué pena que no corras tanto como yo! -picó Peter a Edmund mientras se quitaba la chaqueta y los zapatos sin dejar de correr.
- ¡El último es un tonto! -gritó Lucy riendo con Susan.
Los hermanos se metieron en el agua jugando entre empujones y chapuzones, riendo y bromeando como hacía un año que no estaban. Era completa felicidad y paz lo que les invadía en ese momento. Solo ellos y el océano de Narnia.
- ¿Ed? -Susan miró a su hermano el cual se había quedado embobado mirando a un lugar fijo en las montañas-. ¡Ed!
- ¿Qué miras? -preguntó Peter dejando de jugar con Lucy.
- ¿Dónde se supone que estamos? -inquirió Edmund.
- ¿Pues tú qué crees? -sonrió Peter-.
- Bueno, es que no recuerdo ruinas en Narnia. -se excusó el Justo.
Los Pevensie subieron la montaña sin prisa analizando todo a su alrededor. Cada uno iba por su camino pero sin salir de la vista de los otros, era algo que acostumbraban a hacer. Lucy se acercó a uno de los bordes mirando el paisaje con adoración, le recordaba a sus viejos tiempos en Narnia.
- ¿Quién viviría aquí? -preguntó a Susan.
- Creo que nosotros. -respondió la mayor cogiendo una pieza de ajedrez del suelo.
- Eh, eso es mío. -se unió Edmund a la conversación-. De mi ajedrez.
- ¿Qué ajedrez? -lo miró Peter.
- Nunca he tenido un ajedrez de oro macizo en Inglaterra, que yo sepa. -Edmund cogió la pieza de ajedrez inspeccionándola-. Solía jugar todos los días con Anneliese...
- No puede ser. -dijo Lucy mirando hacia un lugar del terreno para luego echar a correr de la mano de Peter-. ¿No lo ves? -preguntó una vez habían llegado a su destino.
- ¿Qué? -preguntó el chico confundido.
- Imaginaos paredes -Lucy colocó a Peter mirando al frente-. Y columnas, ahí. -colocó esta vez a Susan-. Y un techo de cristal.
- Cair Paravel. -habló Peter mirando a su alrededor con una mezcla de melancolía y pena al ver su castillo reducido a ruinas.
Los hermanos recorrieron el terreno mirándolo con otros ojos. ¿Que había pasado durante el tiempo que ellos habían estado fuera? La preocupación y la incertidumbre invadía sus cuerpos por momentos. Edmund se agachó al lado de una gran roca incrustada en el suelo.
