Cuenta la leyenda que cuando el Hijo de Adán en carne y hueso, en el trono de Cair Paravel esté sentado, los malos tiempos habrán acabado.
Para la paz poder conservar, el alma más pura una naturaleza especial tendrá. Su grito será tan potente que d...
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Peter y los demás veían como los telmarinos talaban los árboles, cortaban los troncos por la mitad formando tablas y luego las apilaban. Con ellas estaban construyendo un puente que les ayudaría a cruzar por el río. Enormes catapultas estaban siendo construidas y probadas. Miraz hizo su aparición haciendo que los narnianos se ocultaran más entre los troncos.
- Me parece que nos hemos equivocado de camino. -susurró Susan a Peter.
El grupo decidió dar la vuelta y volver sus pasos hacia el acantilado donde Lucy había visto a Aslan. Al final del día les sería más fácil bajar por ahí que enfrentarse ellos cinco a los ejércitos telmarinos.
El camino fue silencioso e incómodo. Después de lo que habían visto en Beruna, los reyes y reinas no podían evitar pensar en cómo iban a recuperar Narnia. Derrotar a los soldados era una cosa, pero sus máquinas de guerra eran otra. Sin contar, por supuesto, con el daño que estaban haciendo al bosque.
- ¿Dónde crees que viste a Aslan? -preguntó Peter una vez que habían llegado al acantilado.
- ¿Por qué no dejáis de hablar como adultos de una vez? -dijo Lucy molesta-. No creo que lo vi, sé que lo vi.
- Yo soy adulto. -susurró Trumpkin.
- Yo lo fui una vez. -susurró Danielle.
- Cuando lo vi estaba -no pudo acabar frase pues un trozo de tierra se desprendió haciéndola caer por el precipicio sacándole un grito.
- ¡Lucy! -Susan gritó siendo la primera en correr seguida por todos.
Cuando se asomaron por el hueco donde la pequeña de los Pevensie había caído, la encontraron no muchos metros más abajo sentada en un sobresaliente de tierra.
- Ahí. -sonrió-. Estaba ahí.
Peter suspiró con alivio y fue el primero en bajar ayudando a Lucy a levantarse.
- ¿Estás bien? -revisó a su hermana recibiendo una afirmación por parte de esta.
Poco a poco bajaron los demás y utilizaron ese sendero para poder ir descendiendo poco a poco.
- No me gustan los acantilados. -se quejó Danielle cuando casi se cae sacando risas de los demás.
Cuando llegaron abajo utilizaron las piedras del río para cruzar al otro lado. El enano sostuvo a Lucy cuando ella dio un paso en falso evitando así que cayera al agua y con una sonrisa de agradecimiento siguieron andando. Tuvieron que hacer el mismo camino de descenso pero ahora ascendiendo este lado del acantilado, lo cual fue mucho más difícil y les llevó mucho más tiempo. Una vez arriba la noche ya había conquistado Narnia, así que se apresuraron en encontrar un buen lugar para dormir. Encendieron una fogata, comieron de los frutos de los árboles y se acostaron casi sin hablar, había sido un día muy largo para todos.