❃ ASLAN ❃

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La Bruja Blanca, junto a su prisionero y el enano miraban como el agua líquida del rio seguía su flujo y como la nieve poco a poco se iba derritiendo, dando paso al verde de los árboles.

- Hace mucho calor -se quejó el enano, aunque rápidamente se dio cuenta de su error-. Iré a ver el trineo -dijo en un intento de escapar de la bruja.

- Majestad, encontramos al traidor. Estaba ayudando a los enemigos a llegar a los fuertes. -aparecieron Maugrim y su manada con el zorro que anteriormente había ayudado a los castores y los humanos.

- Oh, te has dejado caer por aquí. -sonrió Jadis-. Anoche ayudaste mucho a mis lobos. A lo mejor me puedes ayudar ahora a mí.

- Perdóneme, majestad. -dijo el zorro, haciendo una reverencia.

- No me hagas perder el tiempo con halagos.

- No quiero ser grosero, pero no me estaba dirigiendo a usted.

Todas las miradas se dirigieron a Edmund, el cual estaba quieto detrás de la bruja. Ofendida, se acercó al zorro y le apuntó con la varita.

- ¿A dónde se dirigen los humanos? - la usurpadora al trono esperó unos segundos antes de levantar su varita dispuesta a utilizar sus poderes contra el zorro.

- ¡Espere! ¡No! -vociferó Edmund, con miedo de que dañase a ese pobre animal que había ayudado a sus hermanos a escapar de su propia traición-. El castor habló de La Mesa de Piedra, donde Aslan tenía un ejército.

- ¿Un ejército? -preguntó mirando a Edmund para luego mirar al zorro.

Edmund se giró, solo para ver la decepción en los ojos del zorro. ¡Pero si le acababa de salvar la vida! ¿Por qué lo miraba así?

- Gracias Edmund. Me alegro de que estas criaturas sepan lo que es la lealtad. Antes de morir. -dijo La Bruja Blanca antes de petrificar al zorro.

- ¡NO! -sus intentos de salvarlo habían sido en vano y encima ahora la bruja sabía donde se encontraba ese tal Aslan y sus hermanos.

Jadis miró incrédula al niño y como se había revelado a sus deseos. Levantando su mano azotó la mejilla del muchacho de ojos oscuros.

- Piensa bien de parte de quien estás, Edmund. -puso la mano en el hombro del muchacho-. Mia -le cogió la cara con fuerza y la giró hacia la estatua del animal-. O de ellos.

SCREAM |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora