Mar
¿Nos habíamos besado o todo había sido producto de mi imaginación?
¿Pues no, nos habíamos besado de verdad, joder, besaba mejor de lo que me había imaginado jamás, sin duda, ese beso iba a ser el principio de algo muy bonito... ¿O no?
Mar tía que te has besado con uno de los monitores, joder...
Llegué a mi habitación hecha un flan, después del beso de película que me había dado con Samuel, necesitaba dormir para poder asimilarlo todo mejor, así que nada más tocar la cama y dar un par de vueltas, me quedé dormida, creo que pasaron unas horas hasta que Mateo nos despertó.
Solo quedábamos seis en el campamento, ya que nos enteramos en el autocar de vuelta, que todos los chicos le habían hecho los tres o cuatro días que llevábamos en el campus imposibles a Daniel... Me hirvieron las venas cuando los escuche como se reían de él y se volvían a meter con su físico, así que me acerqué a Mateo y se lo dije.
Estaba hasta el mismísimo de estos imbéciles, eran un puto circo, menos mal que por fin se habían ido.
Mateo dijo de hacer pulseras todos así para relajarnos, ya que estábamos cansados de todo el trote que llevamos.
Sacó los hilos que había preparado la organización, Isabella ayudaba a Sophie, ya que no sabía, Grace a Charlotte, Daniel y Mateo se ayudaban mutuamente, y yo le hacía una pulsera a Samuel.
—Nos podríamos hacer una a juego, ¿no crees?
Me dijo mientras le brillaban los ojos.
¿Pero se puede ser más mono?
—Claro, espera que te acabo de atar esta pulsera...
Jolín que ilusión llevar a juego una pulsera con él
Nos pasamos todo el día haciendo pulseras.
Samuel ahora llevaba cuatro pulseras, una de surf que ya tenía, la que le había hecho, la nuestra, un hilo rojo, y una de hilo verde que nos pusimos todos los del campamento, ese detalle de las pulseras a juego parecía una tontería, pero a mí me encantó.
Reímos mucho contándonos anécdotas, cuando sin darnos cuenta se nos hizo de noche, tras comer como nunca en el desayuno y no tener hambre, se nos olvidó comer así que encendimos todas las luces y preparamos la cena, acabamos de cenar y se fueron todos a dormir menos yo.
Cuando fui al porche él ya estaba allí, con su cigarro y apoyado en la barandilla como siempre.
Que guapo es
—¿Qué tal rubita? ¿Has cenado bien?
—Si, pero creo que algo me ha sentado mal, no me encuentro muy bien...
Cuando acabé la frase, enseguida se acercó a mí.
—¿No? ¿Necesitas algo?
—No estoy bien solo que-
No pude acabar la frase cuando fui corriendo al baño, abrí el váter y empecé a vomitar, Samuel me siguió corriendo y me sujetó el pelo. Cuando me levanté me hizo una coleta y me puso un paño de agua fría en la frente.
¿Pero qué narices me ha sentado tan mal?
—Rubita ve fuera, ahora vengo...
Sin dudarlo le hice caso, me senté en el bordillo, me giré y lo vi llegar con un vaso.
—Toma, bebe anda...
Que mono
Me dio el vaso y bebí el agua.
—Muchas gracias en serio...
No me contestó, me miró y me sonrió
—Vamos a dar un paseo para que te dé un poco el aire...
Me puse una blusa encima del bikini, el cual todavía no me había quitado desde esta mañana, cogimos las toallas del porche y salimos, me pasó su brazo por mis hombros, cuando llegamos a la playa extendimos las toallas, y me senté en la mía.
—¿No vienes al agua?
—Prefiero quedarme aquí...
Con su sonrisa pícara me cogió como un saco de patatas y me tiró junto a él al agua.
—Aquí se está mejor, así más fresquito
—Me voy a vengar que lo sepas
—Uy rubita que rencorosilla...
Soltamos una carcajada, estuvimos un rato más en el agua y salimos, nos secamos cuando no nos esperábamos lo que íbamos a ver.
Nos acercamos más cuando vimos a Isabella y Sophie besarse, a lo cual de nuestra sorpresa nos miramos a la vez, se me escapó, pero lo hice, les chillé desde todavía la orilla, dieron un pequeño salto del susto, se giraron tímidas y nos saludaron con la mano.
Silenciosamente, entramos las tres a la habitación, las miré y les dije:
—Mañana me contáis eh...
—Lo mismo decimos nosotras... —Me contestaron, a lo que yo me reí
No podía dormir porque tenía a Samuel en la cabeza... ¿Me estaba empezando a gustar? Sacudí la cabeza, me di la vuelta y empecé a dormir.
¿Qué me estaba empezando a pillar fuertemente de Samuel? Efectivamente.
Al día siguiente
Dormí poco, no paraba de dar vueltas a la cama cuando escuché a alguien tocar la puerta...
—Toc, toc
"Mierda, joder..." Me quejé en mi mente.
La luz de la habitación se encendió, escuché como salían todas, notaron que no estaba bien, así que no me dijeron nada... A lo que yo automáticamente me puse la almohada en la cara, me seguía doliendo la cabeza, así que no fui a desayunar.
¿Qué Samuel me mataría cuando se enterase? Sí.
Pero no tenía ganas, físicamente estaba en mi cama del campamento, pero mentalmente estaba en Marte, tenía la cabeza hecha un bombo. Seguía con la mierda del malestar de ayer.
Aunque para mi sorpresa me levantaron el cojín.
—Venga dormilona...
Era Samuel... Poco había tardado en darse cuenta que no estaba con el resto...
—No me encuentro bien Samu...
Me senté en la cama y vi la cara de preocupación de Samuel...
—¿Qué pasa princesa?
¿Espera que? ¿Me acaba de llamar "princesa"?
Si, si, no eran alucinaciones mías no, me había llamado "princesa", no me desmayé porque Dios no quiso y porque mi cabeza no quería más golpes.
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Amor de verano en Noosa Shire [#1]
RomanceMar es una chica de dieciséis años que desde que era un moco va yendo al mismo campamento de verano. En una de estas, antes de volver a ir, le comenta a su madre que hay uno nuevo... A ver si cuela, spoiler: a Mar le cuela. Nada más pasan los prime...