Miedo

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Mar

Dormí bien, más tranquila, necesitaba escuchar esas palabras por su boca, joder...

Pasaron unas horas cuando Mateo nos despertó, me hizo un gesto con la mirada, que lo entendí perfectamente y le sonreí, fuimos a desayunar, pero esta vez Samuel se sentó a mi lado.

Le brillaban los ojos cuando me miraba cosa que, me fije que con Olivia no le pasaba.

Desayunamos bien, Mateo dijo que haríamos paddle surf, así que nos pusimos los bañadores y bikinis, y salimos a la playa.

Cada vez me estaba enamorando más de este lugar y de las personitas con las cuales estaba.

El mar estaba tranquilo, había que ponerse en parejas, así que Samuel vino flechado a mí, me abrazó por detrás y me besó la mejilla.

Ese era el Samuel que a mí me gustaba, y el cual me estaba empezando a enamorar, joder me resultaba difícil de decir, pero sí, me estaba empezando a enamorar de Samuel, de uno de los monitores del campamento.

Lo más gracioso de todo fue ver la cara de Mateo, al ver que Olivia y él eran los únicos que no tenían pareja.

Samuel y yo estuvimos cerca de él por si teníamos que rescatar a Mateo, pero no hizo falta.

Aunque se me encogió el corazón cuando escuche su conversación sobre nosotros...

—Oye vamos a hablar seriamente...

—Dime...

—Porque no les dejas que sean felices, a ti ya te llegará, por esa parte no tengas prisa...

—Es que nunca me habían escuchado tan bien como Samuel me escuchaba cuando le contaba mis cosas...

—Oye, pero me tienes a mí, no soy tan guapo como Samuel, pero bueno sé escuchar...

Si es que Mateo se merecía todo lo bueno del mundo.

Y ese día vi a la verdadera Olivia, o eso me pareció, pero la veía reírse y no ponía mala cara, incluso hacía bromas con Mateo,

se le notaba mucho más cómoda, desde luego. Me alegré mucho de que Mateo le dijera eso, y para mi sorpresa, me giré a Samuel para ver lo guapo que estaba con la gorra hacia atrás, cuando me cogió y nos tiramos al agua.

—¡Samuel!

Se giró con cara de indignado.

—¿Como que Samuel, Mar?

No pude evitar reírme, dimos todos un paseito por

el mar en las tablas de paddle, tiempo después volvimos para hacer la comida, gran parte de las veces la hacíamos Samuel y yo, ya que nos encantaba pasar ese tiempo juntos, pero para nuestra sorpresa llegó Olivia, cuando ambos nos miramos.

—Hola, ¿puedo hablar con vosotros?

—Eh si claro, dinos...

Verás...

Nos sentamos en el sofá nerviosos, yo, sobre todo, esa situación no era nada agradable, o al menos lo era para mí, claro.

Tenía la pierna nerviosa, hasta que él me puso la mano en el muslo para tranquilizarme, ese mínimo gesto, me tranquilizo mucho.

—Os quería pedir disculpas a los dos...

Eso sí que no me lo esperaba...

—Siento haberme portado así, sabía que teníais una conexión, pero no tan fuerte, realmente no sé porque me intente meter...

Y algún día espero encontrar que alguien me mire como Samuel te mira a ti Mar.

—...

—Y bueno... No os enredo más.

Me salió hacerlo, me acerqué y la abracé, ella me abrazó más fuerte...

—Lo siento...

Me repitió

—Tranquila...

Nos despegamos y salió de la cocina para irse con los demás.

—Vaya giro dramático de los acontecimientos...

—Ay calla...

Echamos una carcajada y volvimos dentro a seguir con la comida.

¿Olivia de verdad estaba arrepentida? ¿O lo hacía para quedar bien?

Amor de verano en Noosa Shire [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora