Gaby
Shock, esa es la palabra para el estado en el que estoy. Cuando Sebastián se empezó ha acercar hacia a mi, me congelé, los recuerdos me bombardearon sin piedad, no quería pasar por eso, sabía que mi violación fue solo con los dedos de Ethan, pero, de eso a que Sebastián lo hiciera con su miembro era muy distinto.
–Tranquila puta, no va a pasar nada.
«no pasa nada» «te va a gustar» «no le digas a nadie» esas frases me atormentan desde los 8 años, todavía no entiendo que hice para que me pasara eso.
–¿No dirás nada? Mejor, así solo se oirán tus gemidos.
¡Dios no! Necesito una vía de escape ¡YA!
No se, si es el instinto de supervivencia o el miedo a repetir todo lo vivido hace 10 años, pero detallo todos y cada uno de sus movimientos. Y, de un momento a otro, veo que suelta el arma y la tira al piso. No se como lo hice, pero con toda la velocidad y valentía que pude encontrar en mi, corrí hacia el arma la tomé y le apunte.
–Sebastián, por las buenas, déjame ir.
–¿Dónde estaría la diversión en eso?–esta de lo más tranquilo–Baja eso, que no eres capaz de dispararme.
Tal vez no, pero tenía que hacerlo si quería salir, además Erick todavía no aparece.
Lo apunté y disparé, pero no logré mucho, el impacto me llevó al suelo y, a él la bala solo le rozó el brazo.
–No tienes puntería si quiera–se burla, pero se ve que le duele un poco.
Aprovecho que se está arremangando la manga y salgo corriendo.
Estoy corriendo por el maldito tramo de bosque y árboles que se carga el sitio.
¡Dios! Tengo que seguir corriendo, el maldito de Sebastián está detrás de mí.
Sigo corriendo por unos 15 minutos más con Sebastián persiguiendo me, creo que el instinto de supervivencia y la adrenalina me han hecho correr sin descanso, viene encapuchado (no se de donde sacó una capucha) y todo de negro, trae consigo un cuchillo en la mano izquierda, por alguna razón el que sea zurdo me recuerda a Erick ¡NO! Me niego, no puede ser, él no lo puede estar ayudando, el solo está mintiendo para ayudarme a mi.
Sigo corriendo, esto me pasa por salía ¿Por qué soy tan pendeja? Si no hubiese hablado con Sebastián ese día, nada de esto habría pasado
Escucho sus pasos detrás de mí, se que está cerca y, muy cerca, pero no perderé las esperanzas. «Dios no permitas que me atrape», imploro mentalmente.
Logro llegar a la carretera y siento la libertad cerca, se acerca un auto «Dios, que sea él, por favor», ya no siento a Sebastián atrás, corro con lo que me queda de fuerzas hacia el auto y un alivio me invade cuando veo que es él.
–Gracias a Dios eres tú, Elías, me querían violar y matar.
–Sube,– me hace una señal con su cabeza–vamos a casa.
Me subo al auto y me pongo cómoda, al pasar unos 15 minutos aproximadamente caigo en cuenta que no vamos camino a Caleb, sino en sentido contrario.
–¿A dónde vamos?
–Veras mi querida amiga, estás viendo a tú verdadero asesino.
Me le rio en la cara.
–Me estás jodiendo ¿No?
–Lo siento preciosa, vamos camino a tú final.
Harta de la broma pesada me enojo.
–Suficiente, detén el auto.
No sé en qué momento lo hizo, pero de un movimiento rápido sacó un arma y mientras con su mano izquierda conducía, la derecha me estaba apuntando a la cabeza. Asustada me callé, miré su perfil y esos ojos miel con un casi un imperceptible verde me miraron por un instante con una expresión que no pude descifrar.
Entonces pregunté:
–¿Tú?–al no recibir respuesta continué–¿Por qué? ¿Qué te hice?
–Ya lo sabrás amore,–me decía amore desde que tomamos la materia de italiano en el instituto–Lo sabrás. Ahora cierra esa linda boca.
No lo podía creer, así que Elías era el que me quería matar. Dios y, yo confiando en el lo llamé para que me "rescatará".
Llegamos a una mansión "abandonada" aunque para mí eso era una fachada, al entrar descubrí que estaba en lo correcto, pero no fue eso lo que me dejó sin habla, sino la persona frente a mí, la cual fue la que me recibió.
Estaba perfecto como siempre, pero al verlo ahí mi mundo se vino abajo y mis ojos se cristalizaron, a punto de sollozar susurré:
–No......
Ahora no estaba en shock, estaba paralizada, petrificada, no sabía qué hacer. Era Ethan ¡Maldita sea Ethan!
–Hola pequeña Gaby–se me revolvió el estómago de solo escuchar mi apodo salir de su boca.
–¿Pero que te hice?–pregunté cansada–¿No te quedó claro? ¿No fue suficiente lo que me hiciste vivir?
–Te apartarse de mi lado, eso fue lo que me hiciste–hace una pausa como si estuviera pensando–¿Qué me tenía que quedar claro Gabs? Y no te hice nada, solo te demostré lo mucho que te quiero.
Empecé a llorar.
–¡NO ME APARTE DE TU LADO, PORQUE TÚ Y YO NO ERAMOS UNA PAREJA O ALGO ASI! ¡ESTAS ENFERMO!–le grito con lágrimas saliendo de mis ojos, ahora estoy botando todo lo que e retenido por años–Tenias que entender que no quería volver a saber nada de ti, en tu vida me vuelvas a llamar Gabs, ese apodo solo es para familia y ¿Lo mucho que me querías? ¡¿LO MUCHO QUE ME QUERÍAS?!–me desesperé–¡Maldita sea Ethan! Yo era tú.......

ESTÁS LEYENDO
Él
Misteri / ThrillerMisterio, suspenso Por favor no plagear esta historia.... Todos los derechos de autor reservados a Gaby Rodríguez 😘