~12~

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Cuando Harry despertó estaba en su habitación y juntó a él estaba Remus, le sonreía, pero parecía triste por algo, algo que el niño o llegaba a comprender.

—Hola cariño— Saludó Remus acariciando el cabello de Harry— ¿Cómo te encuentras?

Decir que estaba bien sería mentir, ya que por alguna extraña razón le dolía mucho el rostro y el pecho.

Pero el niño simplemente trató de recordar que había sucedido.

Remus le ayudó, le dijo que luego de visitar a Narcissa fue a la antigua casa de Sirius, y habló con su familia, mientras estaba juntando fotos de la habitación de su padrino apareció un hombre, y lo estaba ahorcando, entonces su magia se descontroló, estalló, pero lo único que dañó fue al hombre...

El hombre era Peter Pettigrew. Remus se disculpó por mentir, pero había considerado que si le decía a Harry que el hombre que había traicionado a sus padres estaba vivo y libre, no sería muy lindo.

Pero ahora Peter está en Azkaban, con muchas heridas.

—¿Dónde está Sirius?— Preguntó el niño mirando la habitación en busca de su padrino.

Remus suspiró mientras miraba sus manos, notó que Harry se inquietaba al no recibir respuesta.

—Está con Regulus, él fue quien te atrapó cuando estabas flotando y...

—No puede ser, lastimé a Reg... dime que no lo hice, por favor— Harry tenía lágrimas en sus ojos, no podía ser, no se perdonaría si había lastimado al hermano de su padrino.

—No lo lastimaste a él. Sino a ti mismo, cuando Regulus te atrapó, y su magia hizo contacto con la tuya, volviste a estallar, pero solo te dañaste a tí.— Explicó Remus mientras una lágrima corría por su mejilla. — Sirius está con Regulus tratando de calmarlo, él se siente culpable de...

Remus no terminó de hablar, su mirada se perdió en la mejilla de Harry y luego fue bajando por su cuello hasta sus clavículas. El hombre trató de ocultar un sollozo pero no pudo.

Y entonces Harry comprendió, ahogándose en su respiración se paró como pudo y corrió hasta el espejo de su habitación.

Su reflejo de devolvía la mirada, de pronto sintió que le faltaba el aire, comenzó a quitarse la remera de pijama, y miraba su pecho.

Las lágrimas caían, mientras dejaba escapar sollozos ahogados, se dejó caer de rodillas mientras miraba su reflejo.

Unos brazos fuertes lo sostenían, mientras que unas dulces palabras eran susurradas, todo estará bien pequeño, te tengo.

Pero el niño seguía mirando en su reflejo la gran cicatriz que iba desde su mejilla, cruzaba cerca de su labio, serpenteando por el cuello, hasta el centro de su pecho.

Luego, descubrió que los brazos que lo sostenían, también estaban llenos de cicatrices.

Y comprendió, Remus estaba ahí para ayudarle a comprender, que las cicatrices iban a ser parte de él, que no por eso debía rendirse, que era una historia más para contar.

Que dolía, pero la vida sigue. La vida siempre sigue, quieras o no.

Y todos tienen historias para contar, solo que ellos la iban a llevar marcada en la piel.

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Cuando Harry se tranquilizó estaba sentado en el regazo de Remus, mientras éste lo abrazaba y tarareaba una canción.

El niño no quería despegarse de Remus, necesitaba todo ese cariño que le daba, necesitaba sentir la calidez de amor que el hombre sentía por él.

Orfanato Mágico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora